Ambos letreros
marcan con su insistencia
la lechuguez.
Ese prohibido
apunta direcciones
que no comparto.
Primer cartel:
calle de la lechuga
sobre cartel.
Bajo los mismos
fachadas tricolores,
ángulo recto.
Diario
Ambos letreros
marcan con su insistencia
la lechuguez.
Ese prohibido
apunta direcciones
que no comparto.
Primer cartel:
calle de la lechuga
sobre cartel.
Bajo los mismos
fachadas tricolores,
ángulo recto.
y la encuentro
y la encuentro
y la encuentro
y la encuentro
…
y sigue sin encontrar su sitio
en mí.
Debajo de mi casa vive un señor que dice en su balcón ser republicano y además hace gala de su (presunto) respeto por el colectivo LGTBQI+…
En la otra vivienda del tercer piso vive su amiga, la única que le soporta en todo el portal, que es quien decidió poner una banderita de apoyo, no a España, aunque ella así lo crea (pero yo la conozco) sino al partido que acaba de ganar las elecciones del 4M en esta comunidad o, incluso, a los homófobos, racistas, machistas de sus socios de gobierno.
Me alegra ver que puede que se acaben enemistando por tal profusión de banderitas, pues a río revuelto ganancia de pescadores. O lo que es lo mismo, divide y vencerás.
Es posible que así pueda encontrar algo más de comprensión en la de la banderita bicolor cuando el irrespetuoso de las bibanderas multicolores decida que él lo vale y los demás tenemos que aguantar sus decibelios infernales, sus ruidos, sus insultos, su falta de respeto por cualquiera que no sea él.
Con republicanos así, me haría monárquico, pero con españolistas como su amiga, me haría republicano… y quizá al final no tiene nada que ver con la política tal como se suele entender.
Más allá de la visión, habitamos Carmen y yo en un ático en perfecta sintonía con las estrellas, la luna, el sol y todo el resto del vecindario.
Ayer caminaba por Daimiel y tenía la tentación de hacer una fotografía (con un móvil, claro está) y llevarla a blanco y negro.
Me daba la impresión de que si la veía en sepia o sin color vería el alma de lo que estaba ante mis ojos:
Una estampa de 1960 en una ciudad de provincias.
No había muchas cosas que denotasen que habíamos entrado en el tercer milenio o que había muerto Franco.
No hice la fotografía, que me parecía demasiado intrusiva por aquello de robar sus almas o sus derechos a la intimidad (lo que hoy también me parece algo decimonónico) y sólo me queda este recuerdo que me ha hecho venir hoy al estudio observando cuántas de las cosas que veía habitualmente parecerían del siglo pasado… y sorpendentemente hay pocas imágenes (excluyendo los teléfonos móviles omnipresentes en Madrid) que me pareciesen actuales.
oblicuo escudo
vigila que la muerte
salte a la horca.
Hace tiempo hubo un poema
escrito sobre ese pavimento.
Hoy las tintas
lloran ausencia.
No me gustaba el viejo poema
escrito sobre ese pavimento.
Las ruedas de los mastodontes
pisotean mariposas.
Ni siquiera recuerdo aquel poema
escrito sobre ese pavimento.
Mi memoria como esas figuras
está llena de grietas.
Estoy realizando un «full upgrade» de una de mis máquinas virtuales, por si no tuviese bastante con las máquinas reales para mantenerlas. Y se ha producido este bonito efecto de repintado de ventanas deficiente, con la poca memoria de vídeo que le adjudico a las instancias del VirtualBox.
Así que he decidido que se merecía una captura de pantalla y una entrada de este diario ilegible.
Metafóricamente, por si no se ha entendido… estoy haciendo full upgrade y tengo cierta envidia de no poder hacerme uno a mí mismo. Pero mi virtualidad no llega a tanto.
Otra de las capturas de esos repintados ha sido este peculiar código de barras, o espectro electromagnético…
Esto se veía ayer desde la ventana de la salida de mi piscina municipal.
¿Están preparando tumbas para la que se nos viene encima el 4M?
A mí ya no me extrañaría nada.
Miedo. Mucho miedo.
Una pequeña aportación a toda la colección de piezas relacionadas con las mascarillas que me consta que está emergiendo en este periodo.
Hallo señales
en los retretes públicos
con casi pi.
K tres catorce
el sucio ambientador
Made in Ibiza.
La sombra corta
efecto mariposa
conversaciones.