con cable negro
la envidia no atenaza
al inalámbrico
sobre la tablet
parece muy activo
y está apagado
bajo mi mano
bloque plástico opaco
sobre mi mesa
una carrera
dos ratones dispuestos
a no ganarla
Diario
con cable negro
la envidia no atenaza
al inalámbrico
sobre la tablet
parece muy activo
y está apagado
bajo mi mano
bloque plástico opaco
sobre mi mesa
una carrera
dos ratones dispuestos
a no ganarla
Programa para «cifrar» con un básico «Cifrado César», modificando letras por otras letras.
No acabé de darle entidad, así que no lo incluyo en el apartado de Poesía Programable que tanto me divierte en ocasiones.
Hace más de un año realicé este pequeño proyectito para un podcast poético que coordinaba Ernesto Pentón:
Proyecto para escribir un poema (sin tildes) desajustado una cantidad variable que se llamará desajuste.
Escribir un programa en C que modifique un texto dado cambiando cada letra por la letra siguiente en el alfabeto a partir de ahí llegar hasta la letra z y continuar con las primeras letras del mismo como si el alfabeto fuese un vector circular infinito.
Utilizar el operador módulo dividiendo la suma del índice más su desajuste entre 27 para hacer las consecuentes sustituciones (de la letra i por la letra (i+desajuste)%27) por las letras siguientes teniendo en cuenta que no puede pasar del número 26 (de 0-A a 26-Z).
Utilizar un array de letras para que sea el índice del array quien me diga qué letra sustituye a qué letra.
Pero el hecho de que no pudiese hacerlo con tildes sin una complicación enorme (es muy rollo programar en C con Wide Strings), decidí no generalizarlo a más de una frase y lo dejé por demasiado absurdo. Sí, sí, demasiado absurdo.
/******************************************************** Poema Desajuste (escrito en C) realizado por Giusseppe Domínguez el día 11 de marzo de 2024 en Madrid bajo el sol del invierno. ********************************************************/ #include <stdio.h> #include <string.h> #include <time.h> int desajuste(char *verso, char *verso_desajustado, int desajuste); int firma(); int main(int argc, char *argv[]) { char verso[]= "primavera es ezo"; char verso_desajustado[255]; desajuste(verso, verso_desajustado, 2); return(firma()); } int desajuste(char *verso, char *verso_desajustado, int desajuste) { int i, letra; int long_verso=strlen(verso); char alfabeto[] = "abcdefghijklmnNopqrstuvwxyz"; int long_alfabeto = strlen(alfabeto); strcpy (verso_desajustado, verso); printf("Verso antes de bucle es: #%s#\n", verso_desajustado); for (i=0; i<long_verso; i++) { if (verso[i] == ' ') verso_desajustado[i] = ' '; else for (letra=0; letra<long_alfabeto; letra++) { if (verso[i] == alfabeto[letra]) verso_desajustado[i] = alfabeto[(letra+desajuste)%long_alfabeto]; } } printf("Verso después de bucle es: #%s#\n", verso_desajustado); return long_verso; } /* Función para aumentar mi ego cada vez que se ejecuta. */ int firma() { time_t tiempo = time(0); struct tm *tiempolocal = localtime(&tiempo); char txt_firma[128]; strftime(txt_firma,128,"\nGiusseppe Domínguez, a las %H:%M. M-%Y%m%d",tiempolocal); printf("%s\n",txt_firma); return 0; }
Estamos terminando la maquetación/edición de la primera Obra de Teatro que Clave 53 ha editado.
Está siendo complicado porque hay decisiones que no sabíamos tomar, dado que es muy muy diferente a la edición de poesía que no tiene, en general, que tener en cuenta aspectos como dónde colocar (y con qué tipo de letra) los nombres de los personajes de la obra, no hay tantas acotaciones que, además, pueden incluir otras voces, otras referencias…
Afortunadamente, apostamos por una familia tipográfica muy completa, que incluía una buena itálica, fatface, thin, etc… como es la Bodoni que hemos usado también para la cubierta.
Recientemente, hicimos una prueba en una copistería, pero no salía con una calidad suficiente, sin entender muy bien la razón, así que revisamos que las imágenes usadas estuviesen en CMYK (lo que con Linux siempre es un pequeño tormento) y hemos impreso una copia en papel normal con una impresora convencional para ver si sale más o menos legible y todo parece estar bien.
Pero siempre, siempre, pasamos miedo en estos últimos pasos. Al fin y al cabo, es ahora cuando nos jugamos el dinero y, posteriormente y más importante, la reputación.
El lunes, si los autores de la obra están conformes, procederemos a la solicitud a imprenta de producción de 200 ejemplares. Cruzando los dedos…
#!/bin/bash # Escribe un poema de menos de 60 versos respondiendo al # llamamiento del Concurso de Poesía Jesús Serra. # Se trata de un certamen internacional de poesía # organizado por Fundación Occident, y que este año # celebra su XVIII edición. # # Pueden presentarse poemas de hasta 60 versos, de estilo y temática libre. # # Esta es mi participación deseada, aunque no la enviaré # por respeto a la seriedad del Concurso # que se escribe con mayúsculas y cuya temática libre # seguramente resultará acotada a las líricas sentimentales # habituales que campan por doquier en esta escritura # que parece no haber vivido la transformación # de las vanguardias o haberlas olvidado como si fueran # una pesadilla de la que escapar. # # Giusseppe Domínguez, M-20250311 echo -e "Poema titulado \"Poema de hasta 60 versos\"\n\n" numero_maximo_de_versos=60; for ((i=1; i<=$numero_maximo_de_versos; i++)); do echo -e "Verso que ocupa el número" $i done fecha=`date` echo -e "\n\n\tFirmado por Giusseppe Domínguez" echo -e "\t$fecha"
Esta es una de las salidas posibles de este poema-programa que me ha divertido realizar más que participar en ese concurso en el que no creo que participe.
Poema titulado "Poema de hasta 60 versos" Verso que ocupa el número 1 Verso que ocupa el número 2 Verso que ocupa el número 3 Verso que ocupa el número 4 Verso que ocupa el número 5 Verso que ocupa el número 6 Verso que ocupa el número 7 Verso que ocupa el número 8 Verso que ocupa el número 9 Verso que ocupa el número 10 Verso que ocupa el número 11 Verso que ocupa el número 12 Verso que ocupa el número 13 Verso que ocupa el número 14 Verso que ocupa el número 15 Verso que ocupa el número 16 Verso que ocupa el número 17 Verso que ocupa el número 18 Verso que ocupa el número 19 Verso que ocupa el número 20 Verso que ocupa el número 21 Verso que ocupa el número 22 Verso que ocupa el número 23 Verso que ocupa el número 24 Verso que ocupa el número 25 Verso que ocupa el número 26 Verso que ocupa el número 27 Verso que ocupa el número 28 Verso que ocupa el número 29 Verso que ocupa el número 30 Verso que ocupa el número 31 Verso que ocupa el número 32 Verso que ocupa el número 33 Verso que ocupa el número 34 Verso que ocupa el número 35 Verso que ocupa el número 36 Verso que ocupa el número 37 Verso que ocupa el número 38 Verso que ocupa el número 39 Verso que ocupa el número 40 Verso que ocupa el número 41 Verso que ocupa el número 42 Verso que ocupa el número 43 Verso que ocupa el número 44 Verso que ocupa el número 45 Verso que ocupa el número 46 Verso que ocupa el número 47 Verso que ocupa el número 48 Verso que ocupa el número 49 Verso que ocupa el número 50 Verso que ocupa el número 51 Verso que ocupa el número 52 Verso que ocupa el número 53 Verso que ocupa el número 54 Verso que ocupa el número 55 Verso que ocupa el número 56 Verso que ocupa el número 57 Verso que ocupa el número 58 Verso que ocupa el número 59 Verso que ocupa el número 60 Firmado por Giusseppe Domínguez mar 11 mar 2025 12:53:37 CET
En los ordenadores que uso para trabajar soy muy, pero que muy, conservador. Mantengo versiones de Linux Mint (basado en Ubuntu (basado en Debian)) de «Long Term Support», es decir, que no haya que actualizar a versiones posteriores más que una vez cada 4 años aproximadamente.
El sábado pasado me tocó comenzar la actualización en el PC de casa (que tenía la misma versión de sistema operativo que la del estudio, Linux Mint 20.3 – una) y esta semana tendré que actualizar a Linux Mint 22.1 – Xia la versión en el PC del estudio.
Linux Mint 20.3 ha sido de las más estables versiones de linux que he usado nunca. No quería cambiar, además de que tenía customizado todo lo posible de su aspecto, sin incluir extensiones molestas que ralenticen el equipo, pero resultando un aspecto bello a la vista y cómodo de uso.
Tuve un pequeño susto porque en casa no uso UEFI, sino una BIOS (antigua pero que lo soportaría) de las «de antes», lo que me complicó un poquito la vida al intentar instalar, sin darme cuenta, la versión de Linux Mint UEFI… y, claro, no arrancaba.
No quería perder el tiempo buscando cómo instalarlo con UEFI en mi BIOS (UEFI, en realidad) del 2012, porque tarde o temprano lo que tendré que actualizar es el hardware, a pesar de mi lucha contra el tiempo, así que proseguí con la versión «Legacy».
Afortunadamente, las particiones están separadas convenientemente, de modo que todo mi trabajo y archivos que puedan importarme están libres de ser «tocadas» por esta actualización, así que ese no iba a ser el problema.
Pero reconfigurar y reinstalar los programas que habitualmente uso (que son muchos) y sus peculiares ajustes hechos a lo largo de años sí que sería bastante molesto, para lo que dediqué una mañana entera revisando las aplicaciones que utilizo y escribéndolas en un pequeño archivo del que después extraer la información para reinstalar todo lo necesario.
Lo dejo aquí por si alguien (posiblemente mi yo del futuro) tiene la más mínima curiosidad:
sudo apt install synaptic gparted vim-gui-common openssh-server pulseaudio pavucontrol virtualbox vde2 virtualbox-guest-additions-iso sudo apt install scribus inkscape krita shotwell gnome-color-manager imagemagick fontforge font-manager digikam gimp ttf-mscorefonts-installer gthumb fonts-ubuntu-classic sudo apt install filezilla chromium calibre freeplane minder geany pdfarranger libreoffice-base libreoffice-math sudo apt install audacious audacity clementine mixxx openshot pitivi kdenlive vlc shotcut spotify* ffmpeg
Además de estas, hube de instalar «manualmente» las siguientes aplicaciones:
Y luego las molestas herramientas para la administración como autónomo que no han desarrollado en condiciones, que siempre dan algún que otro problemita con Linux:
Ofrecer al mismo tiempo (simultáneamente) una consola retro y hablar del poder de la IA y un sistema operativo que tarde o temprano será retro, será pasado, será obsoleto.
Esto resulta una de las contradicciones más absurdas de nuestro tiempo, queriendo aferrarse al pasado, lanzándose al futuro con la furia de Marinetti.
Podríamos ponerle galones de paradoja, pero no resulta más que una herramienta adicional del neoliberalismo (neocapitalismo) donde se vende hasta la experiencia del viaje al pasado como una boina del Ché.
El domingo tardé algo más de lo necesario en la actualización (a Linux Mint 22.1 Xia) de mi flamante ordenador personal adquirido hace la friolera de más de 11 años, debido a que no encontraba mi simulador de Spectrum (Emulator of the 1980s ZX Spectrum home computer and its various clones) en los repositorios desde la línea de comandos.
El otro día estuve pegándome con un iMac que Jaime me dijo que ya ni arrancaba.
Yo, optimista siempre con esto de la tecnología, me dispuse a ver si podía sacarle partido a las partes del equipo rescatables, a pesar de que tampoco es que fuese mucho: 1Gb de RAM (en 2 módulos) y un disco duro de 250Gb.
Quizá, me dije, incluso podía repararse la fuente de alimentación o alguna batería… y el equipo podría usarse para un precioso Linux sobre iMac, a pesar de que seguro que eso también iba a ser complicado.
Pero el punto de arranque es que estos equipos están pensados para no abrirse nunca, para tener destornilladores de todos los tipos y colores, para ser delicado y asumir que, lo más problable, este equipo nunca vuelva a funcionar.
Así que ha conseguido que me dé por vencido antes de empezar (tan sólo intentado ver si era accesible la fortaleza en cuestión), a pesar de encontrar un manual maravilloso para este equipo.
Por otro lado, este vídeo de alguien que decidió hacer algo parecido a un iMac conectado a una pantalla externa o, incluso, accesible vía red, también fue inspirador para pasar una mañana de lunes descansando de los quebraderos de cabeza de la semana pasada y el fin de semana.
Odio (y admiro) la mentalidad de los equipos Apple. No sé si alguna vez acabaré por tener alguno de mi posesión.
De momento, sigo amando (y odiando) los PC con Linux sin otra alternativa.
Las matemáticas no son un conjunto de fórmulas, sino un lenguaje capaz de descubrirlas.
Es una pena que se tenga esta visión de las matemáticas que las relaciona con aprender, sin entender, fórmulas o recetas para resolver problemas más o menos estandarizados. En realidad, las matemáticas, base de la lógica (¿o la lógica base de las matemáticas?) nos ayudaría a entender nuestra forma de pensar, a pensar mejor, a razonar y ser capaces de deducir, de inferir, de descubrir un universo más o menos fuera de la realidad física, pero que sin embargo modela bastante bien (porque nos organiza la mente, no solo el lenguaje, sino la geometría, la aritmética, el álgebra…) el mundo que habitamos.
Es una pena. Pero no parece que haya grandes avances en esta línea, en la que la inteligencia artificial puede que acabe por tener un impacto mucho mayor del que ahora mismo se cree.
No me refiero a avances matemáticos (que también), sino sobre todo pedagógicos, intelectuales, que nos haga replantearnos el famoso ¿para qué sirve? de quien recibe clases de matemáticas, pero también de quien las imparte, enfocándose más en el proceso y menos en el resultado. Al menos eso espero, hoy, que estoy optimista.
ME VOY DE INSTAGRAM
Así es… Llevaba tiempo dándole vueltas a este asunto y por fin me he decidido:
El 5 de febrero cerraré todas mis cuentas de Instagram y Facebook, tanto las mías personales como las de mis proyectos individuales.
El mundo está tomando un derrotero que no me gusta y no quiero ser partícipe de él.
Mi razonamiento es el siguiente a grandes rasgos:
1 – Estas redes sociales están radicalizando a la sociedad
2 – Esta radicalización se debe a que los algoritmos dan más visibilidad a los mensajes extremos
3 – Estos mensajes extremos tienen más visibilidad porque provocan más interacciones
4 – Estas interacciones son provocadas ya que cuanto mayores sean, mayores serán los ingresos de las propietarias de estas redes socialesCreo que es así de sencillo y, como digo, no quiero ser partícipe del entramado.
Sin ánimo de caer en la conspiranoia, pienso que estamos viviendo un auténtico asalto a la democracia por parte de una oligarquía empresarial.
Una oligarquía que está fomentando esta polarización de la sociedad para provocar el enfrentamiento.
Y de esta manera —con el enfrentamiento de la ciudadanía— desencadenar un cambio de sistema económico y social.
Soy consciente de que todo esto podría ser el argumento de una mala novela de ciencia ficción, pero a los hechos me remito.
Tengo la sensación de estar viendo cómo se acerca un tsunami, y no quiero quedarme quieto a la espera de que me lleve por delante.
Comprendo que poco puedo hacer contra las corporaciones que controlan el cotarro, pero al menos no quiero sentirme idiota del todo:
Vale que me controlen, que se apoderen de todo… pero al menos que no sea con los cuatro céntimos que sacan de mí (con publicidad, con mis datos, etc.).
Ya ves, al fin y al cabo es mi humilde aportación para cortarles el grifo… Y poco más.
Me he cansado de quejarme sin hacer nada, de indignarme con su hipocresía y censuras, de su fomento de la tontuna generalizada y de su avaricia sin límites.
Y es que, en definitiva, me he cansado de sentirme idiota.
Pero no te eches a llorar todavía: Sigo disponible en carne y hueso para lo que tú quieras.
¡Un abrazo!
_________________________
Llorch Talavera
Un buen amigo, pareja de la gran performer y amiga Isabel León y creador de proyectos tan bellos como Dondodo, publica este post en Instagram y le he respondido lo siguiente, que realmente lleva tiempo rondándome la cabeza, pero especialmente desde el espaldarazo de los «broligarcas» a D. Trump.
Concuerdo completamente con su planteamiento, pero no tengo el coraje o la posibilidad (no estoy seguro) de poder «independizarme» de la dependencia de las mal llamadas redes sociales (son bases de datos propietarias o privadas, no conviene perderlo nunca de vista).
Le he respondido lo siguiente, sintiendo que se vaya a ir, pero también agradeciendo que haya gente valiente que plante cara a estos gigantes de mierda.
Enhorabuena por una decisión tan coherente. Mi trabajo me pone muy difícil llevar a cabo esa decisión, pero ya, de paso, me hace pensar si mi propio trabajo no es un clavo más del engranaje. Llevo también días pensándolo y, de momento, me quedo solo con las redes (servidores) de Meta, pues nunca he tenido muchas otras.
Pero soy consciente de la hipocresía y censuras a las que está abocada toda la red (internet) desde hace décadas. Y la deriva no es prometedora.
El camino hacia la carne y hueso se antoja sinceramente revolucionario. Pero demasiado marginal para pagar un piso en Madrid viviendo de la visibilidad pública. 😐
No tengo muy claro qué hacer en función de lo que está ocurriendo en internet desde hace tiempo. Pero es que realmente afecta muchísimo a mi trabajo pues es casi impensable decirle a la gente que no tengo whatsapp para comunicarme, y es absolutamente imposible no usar ningún dispositivo sin Android (Google) o Apple o usar su navegador o su buscador, por no hablar de pagar el peaje abusivo y casi extorsionador del famoso SEO y su casi monopolio en la publicidad online.
Nota: Mi hosting privado, adquirido ahora por bluehost, posiblemente descansa sobre servidores de Amazon. ¿Sólo nos queda lo analógico? ¿deep web?
Compré un Disco SSD hace unos días y una memoria RAM de 1Gb DDR2, que ya es difícil de encontrar para hacerle una pequeña actualización a un viejo Compaq nx6310 que tiene ya casi la friolera de 20 años (la BIOS, posiblemente, es de antes del cambio de milenio) y con el disco y la RAM, que costaron tan solo 20 euros en total, remocé este portátil desde el que escribo y en el que he instalado un Debian 12.5 (lo más actual de linux) con todos los paquetes necesarios.
El disco duro interno, sustituido por este SSD de 128Gb (particionado como se puede ver en la imagen, en un /, 25Gb, 90Gb para /home y el resto -4G- para swap o intercambio, complementando esa memoria que, obviamente en los tiempos que corren de redes sociales y vídeos a cascaporro se queda muy corta), tenía tan solo 80Gb de capacidad y ahora estoy planteándome usarlo como pendrive con un pequeño adaptador o una carcasa para convertirlo en un baratito disco duro externo.
El problema es que todo lo que hay en el mercado es tan barato que resulta casi absurdo gastarse unos 25€ en recuperar este equipo, no siendo un resultado usable para la mayoría de las necesidades actuales, aunque suficiente para escribir una novela o para navegar por Internet sin exigencias de velocidad.
La pantalla, ya con unos limitados 1024×768, resulta pequeñita comparada con lo que suelo usar habitualmente, a pesar de sus 15 pulgadas de diagonal.
Apenas hace ruido, lo que resulta sorprendente, y arranca en menos tiempo que la mayoría de los PC que conozco, pero eso se le debe al estupendo trabajo que hace el equipo de Debian por optimizar su sistema operativo.
No obstante, hube de realizar varias veces la instalación para librarme de los escritorios que instala casi por defecto, como son el GNOME maldito que tanto me recuerda al despropósito de Ubuntu tras apostar por Unity, o el KDE plasma que carga el sistema con un innecesario abanico de cosas bonitas que, naturalmente, han de dejarse de lado en ordenadores reacondicionados de estas características.
Mi próximo problema es qué hacer con él. Este portátil desde el que estoy escribiendo esta entrada en el blog funciona estupendamente pero no lo suficientemente bien como para mi exigencia habitual.
Es una pena tener ordenadores de más, como tantas otras cosas que no necesitamos…
Por supuesto, lo que no haré es tirarlo. Así que los puntos limpios de la ciudad tienen poco que hacer conmigo.