La mascarilla de la multa

No es una mascarilla que use.
Es la mascarilla de la multa:
La llevo en el bolsillo desde
hace más de 3 meses cuando la
consideré inadecuada para sus
funciones profilácticas y sin
entrar en debates sosos sobre
su posible utilidad sanitaria
reconozco como la única razón
para seguir portándola cierto
miedo a ser multado. Por ello
a pesar de ir cambiándome las
apropiadas mascarillas casi a
diario, no la descarto con la
diligencia que debería poseer
para no ir acarreando un saco
de virus muertos ni una bolsa
de bacterias fermentadas como
morboso ramillete de violetas
ácido ribonucleico azul lacio
con el desvaimiento de la luz
caduca en plástico envoltorio
durante los próximos 6 meses.
Descubrí con sorpresa absurda
que no soy el único portador,
ni soy la persona atemorizada
por policías omnipresentes en
cada balcón o en cada terraza
donde campa gran intolerancia
donde escasea amable empatía.
La tiraré, sí, la tiraré. Hoy
sólo quería escribir un texto
sobre una pequeña confidencia
de la que no me siento ni más
ni menos tonto que cualquiera
pero de la que me avergüenzo.

Dobles negaciones

He perdido otro valioso rato de mi vida leyendo un texto de un médico jubilado que escribía una carta abierta en una red social a algún ministro o cargo sanitario que según él está gestionando muy mal este periodo pandémico o plandémico o como quieran llamarlo. No entro a valorar este tema del que me considero un total ignorante ni quiero perder mi tiempo con estadísticas que no sé contextualizar, ni con informes médicos que no quiero conocer (no tengo el nivel suficiente para comprender).

Pero cuando leo estas frases, pierdo el respeto a quien las firma:

Yo no soy ningún negacionista, al contrario; “Afirmo la falta de evidencias científicas en muchas de las medidas que ustedes llaman sencillas y esenciales”, y niego la existencia de datos irrefutables que las justifiquen”.

He marcado en negritas (o blanquitas) las palabras que me han llamado la atención:

«no soy ningún negacionista»: no puede tener más palabras «negativas». Veamos: «no» y «ningún», ¿Esta doble negación tan característica del idioma español significa en realidad SÍ? En caso de que no sea el caso (jejeje) lo que está diciendo (sin el ningún se entiende mejor) «no soy negacionista».

Y aquí llega lo mejor, «al contrario»: es decir, negando lo anterior…

«afirmo la falta»: lo que vuelve a ser negacionista, aunque use la palabra «afirmo». Afirmar una negación es negar. Menos mal que termina reconociendo que «niega la existencia».

Este señor, aparte de negacionista, es un compendio de malas praxis en la redacción a la búsqueda de ampulosidad que dote a su carta abierta de cierta «credibilidad».

Por supuesto, aparte de negacionista, es casi nihilista… y eso hasta cabría decir que me ha hecho gracia.

Intrusismos diseñando…

Aunque en realidad ni siquiera son actividades intrusistas, pues me he dedicado a copiar una plantilla que Carmen había utilizado para hacer sus carteles promocionales de las temáticas diferenciadoras de sus Clases de Tango Argentino, que luego he incluido en su página web www.carmendelarosa.com

Ella utiliza unas cuantas apps del móvil y suele quedar «resultón», pero si quieres tenerlas juntas las imágenes o usarlas en una web… acaba siendo más fácil hacerlas con herramientas, digamos, serias, como las que utilizo para diseñar las cubiertas de los libros (Inkscape sobre Linux, en resumen).

Inkscape es un programa que tiene todo lo que yo pueda necesitar en los próximos años. Se le supone capacidad (o pretensión) de emular al poderoso Ilustrator, aunque no tiene ese «flow» que tienen los productos Adobe. Es parco, algo simplón y algo inestable… pero cumple sobradamente su función. De momento, no echo nada en falta, pero quizá es que sé demasiado poco.

De momento, me sirvió para hacer en un par de horas los siguientes cartelitos para Carmen de la Rosa y su web, amén de promociones en Instagram, etc…

Racista

No puedo ni empezar.
Si afirmo ser no racista es que no comprendo que el racismo es inevitable.
Si afirmo ser no racista es que aún no me he encontrado en una situación que me lo ponga de manifiesto.
Si afirmo ser no racista es que no sé bien el significado de la palabra racismo.
Si afirmo ser no racista es que he pensado poco o nada en si la palabra raza tiene sentido.
Si afirmo ser no racista es que quiero venderme como impoluto como si pudiera estarlo.
Si afirmo ser no racista…

Por supuesto (sobra decirlo) ponerle peros a no ser racista es ser racista.

La única buena forma de comenzar a cambiar es afirmando ser racista.
Reconocer que vivimos en un mundo que hemos ayudado a construir basado en el racismo.
Reconocer mi parte de responsabilidad en ello.
Reconocer mis limitaciones para cambiarlo.
Reconocer mi suciedad como ser humano… para poder limpiarla.

(Limpiar… tiene tantas connotaciones racistas que prefiero no ahondar en ello)

Uberificación Vintage

Llamamos a un uber
para ir a cenar con una amiga de Carmen.

No queríamos tocar la calle
por si un ramillete de ARN se colaba en nuestras entrañas.

Bajé al portal antes de recibir mensaje alguno
pero por si acaso me asomé a la calle
miré a ambos lados
y vi un vehículo extravagante
en mitad de la calzada.

Supuse que se apartaría
en cuanto llegase nuestro carruaje
que ya parecía tener algo de retraso.

Claro:
Las imágenes me delatan.
Este poema no tiene ningún misterio.

Distinguí el distintivo que indica que es un vehículo
autorizado por la comunidad de madrid
para transporte de personas.

Y verifiqué que la matrícula del mismo
coincidía con la matrícula del coche previsto
para recogernos.

Carmen no lo podía creer.
Quería fotografiarlo sin parar.
Yo me sentía algo avergonzado
no sólo por contribuir a la uberificación
de la economía
sino por ser el centro de atención
de una ciudad dormida.

Conversaciones con el conductor
como si yo entendiese de coches
dando por supuesto que ella no entendía
como si me interesase
aunque sí me apetecía saber
si ese curioso artefacto podía conducirlo
siempre que eligiese
y si eso le repercutía en una mejora salarial
intentado no sentirme mal
por contribuir a la uberificación
de la economía.

Al salir
nos permitió tomar una fotografía (4)
que presumían de una especie de episodio vacacional
en mitad de una ciudad
vencida
que llora miseria disfrazada de opulencia.

Enviamos las fotografías
contribuyendo a la difusión (intencionada)
de la apuesta por el postinaje
de la mentada compañía.

Algo así como un diario. Texto de 1998.

Viaje al fondo de mi alma.

Lo de «todo empezó» no corresponde pues es probable que sea una historia sin comienzo, más diría yo, sin existencia.

El caso es que después de algún tiempo, Mythreyi y yo decidimos pasar las vacaciones juntos. Ella terminaba su tesis y se iba camino a la India. Yo quería ver a Xabi, Alberto, José Luis… Total que decidimos quedar en Amsterdam el 30, no, el 29, no, ella el 30, yo el 29. Nos pusimos de acuerdo y el 29 por la mañana ambos nos encontrábamos en este aeropuerto de Schiphol (Amsterdam).

Como en otras ocasiones, el primer problema era dónde y cómo besarnos: yo no sabía de su evolución pero estaba aún más confuso de la mía.

Los dos primeros días, aquí en Amsterdam en fiestas, fueron suficientemente aclaratorios: ella, aunque sugiera haber cambiado (especialmente gracias a Jack) sigue siendo la expectante comprometida que no entiende la profundidad de mi individualismo radikal. Igual que para mí es incomprehensible su vinculante concepto de «couple».

Quizá soy un inmaduro: «me la pela».

29 y 30 -> Noches en Amsterdam. Más o menos decido sin decir palabra que no quiero seguir. Soy un cobarde y ya le haría alguna putada a distancia en caso de que no despertase de su inocencia.

El día 1 salimos pronto (12:00 p.m.) hacia Strasburgo a ver a Xabi. También estaba Marta. Me alegré significativamente pues así relajaría mi mente de sus inquisiciones. Unos paseos, unos cafés, unos vinos en L’Alsace… y Marta se fue el domingo y nos quedamos con Xabi quien tuvo la habilidad (le pregunté si incencionada) de poner el dedo en la llaga.

¿Éramos una pareja? ¿queríamos serlo? ¿cómo éramos?

¡Joooder!

Esas preguntas las seguimos haciendo y preguntando con respuestas casi válidas durante la noche fatídica del domingo al lunes. Un largo paseo sin destino físico nos llevó al puerto inevitable de «la ruptura». Yo no creo que estuviésemos rompiendo nada y este era otro de los problemas que quedaron patentes esa noche. Caso simple de incompatibilidad de caracteres.

O: Enamorarse no es programable y yo no estoy enamorado.

Si estuviese enamorado habría puesto más empeño en intentar cambiarlo (o a mí). Sin embargo sólo consideré liberador que ella asumiese la situación como indeseada por ella.

4, 5, 6, 7 en París. Alberto no estuvo mucho con nosotros con lo que no tuvo ocasión (Myth) de atacar otros frentes no sé si con la intención de desentrañar la causa de la incompatibilidad o en otro vano intento de mostrar lo que yo no me puedo creer, que ella se adaptaría a la forma que yo quiera.

¡Pero yo no quiero que Ella se «Adapte»!

Algunas de las conversaciones fueron tan densas y profundas que no sé si estaba descubriendo completamente mi alma o creando la cortina de humo que ella misma iba engordando. Por suerte, al irnos de París se terminaron. La mala suerte fue perder el vuelo Amsterdam-Manchester que nos costó uno de ida Amsterdam-Leeds.

En Leeds, Jamie no era como la había imaginado y lo que había que ver no era mucho pero con Jamie hablando no hay mucho lugar para la reflexión. Esto siguió igual en York y en Liverpool.

La noche que tanto temía de la despedida Manchester-Amsterdam pasó sin pena ni gloria no sé si porque ya estaba todo dicho o porque quedaba demasiado para una noche en un aeropuerto.

Tan sólo los últimos minutos en Amsterdam, con el fin del fin, fueron desgarradores y tristes. Penosos. Demasiada pena para tan poca compasión.

El día 11 ella lloraba contra mi pecho mientras yo pensaba una frase que decir. A veces soy tan vacío que me doy miedo. Salí corriendo para agarrar mi equipaje perdido, un coche a Aachen y a las 12:30 ya estaba allí.

Con José Luis he pasado unos días interesantes en los que hemos conocido un poquito más Maastrich, Lieja, Nimega, Weert (un diminuto pueblo), con vueltas a Aachen a dormir (11, 12, 13) y el 14 a Bruxels con Antonio y Eva. Esos encantadores muchachos de Salitre…

El 15 Breda, Utreche y ¡Amsterdam!

A veces José Luis me desespera. Supongo que es falta de confianza o diferencias en la forma de ser. Lo normal, supongo.

Pero la verdad es que el 15 y 16 sólo quería que se terminasen. Quería volver a Madrid con mis amigas (¿Quiénes?) a hacer lo que más me gusta (¿El qué?).

Haré un intento por responder a estas preguntas cuando llegue dentro de unas horas.

Todo recomenzará con unas llamadas de teléfono… unas respuestas de email… y mañana a trabajar.

¿Cuánto se puede soportar sin ver el sol de la esperanza?

Amsterdam, Schiphol, 17 de mayo de 1998.

Haiku Generator

Hoy una amiga (que durante años ha sido una de las más dadaístas asistentes a los talleres de poesía que coordino) ha publicado en una red social, riéndose de ello como corresponde, que hay en internet un generador de haikus.

Es una cosa tan graciosa o tan patética (y no en un buen sentido) como el generador de ideas para blog del que hablé hace no mucho en este mismo blog.

Algo tremendo está pasando cuando alguien quiere recurrir a una máquina para realizar lo más humano posible, que es expresarse.

¿Son las máquinas las que están tratando de decirnos algo? ¿Está la amenaza de Skynet más cerca de cumplirse de lo que nos creemos?

Unos cuantos haikus generados casi aleatoriamente por esta vía:

Evil october.
A tropical, large sun flip
above the dollar

Nippy summertime
A domestic, grand pig soars
before the giraffe

Tearless christmastide
A gray, grand squirrel frightens
because of the net

Cabe preguntarse si a la palabra poesía, a la palabra arte, a la palabra creación, no habría que añadirles (implícitamente) la palabra sujeto humano, pues no es sólo una cuestión de forma, ni de contenido, sino de riesgo, de intención, de fracaso… las máquinas (y quienes deciden usarlas para generar ideas para un blog, para escribir «haikus» o similar) lo que buscan es el éxito, carente de riesgo y con una intención que no es la de explorar sino la de fabricar.

La escritura creativa (creación como actitud ante la vida, no como eslogan), la poesía, es una fábrica de errores, de insensateces, de locura, de interrogantes en última instancia, y no una máquina de exclamaciones, afirmaciones, verdades, corduras ni, nunca, éxito asegurado.

Towi, alias Frankenstein

Parece mentira, pero la obsolescencia programada no parece ser tan certera como afirman quienes dicen que los PC duran 5 años o las impresoras 2.

Towi es el nombre en clave (hostname) de nuestro querido ordenador de torre que usa Carmen todos los días como equipo de trabajo, completamente funcional.

Este fin de semana pasado hemos empezado a dar por perdidos algunos equipos que no dejan de funcionar, a pesar de que las necesidades de este «mundo moderno», de redes sociales, teléfonos inteligentes y esas cosas, nos hagan sentir que las velocidades de los mismos no son admisibles o son indicio de fallo, cuando sencillamente no queremos quedarnos en la fila de los «pobretones» que navegan despacio.

Esta placa de hace ya más de 10 años sigue funcionando sin problemas. Es un Pentium (de antes de la época de la serie i-3,5,7), con un sólo núcleo, con 4Gb de RAM ocupando las dos ranuritas como se ve en la imagen, en sendas tarjetas de 2Gb.

El disco duro que traía montado tenía 640Gb (sigue teniéndolos) y poco a poco se le fueron añadiendo amigos dentro, como un SSD de 120Gb en el que instalar el sistema operativo Linux (UbuntuStudio) que ha permitido seguir funcionando con mayor rapidez de la que sería posible con el Windows 7 preinstalado en el HD convencional. Por si eso fuera poco, un disco duro muy muy viejo (IDE, de hecho PATA) que no tiene las conexiones apropiadas fue adaptado (adoptado), mediante un «chismito» que permite conectar 2 discos IDE y/o uno SATA a una conexión USB. Por supuesto, los discos necesitan alimentación directa, pues el aparatejo tan sólo se limita a transferencia de datos, que no es poco. (También había probado previamente una adaptación mediante otro dispositivo de IDE a SATA, pero no funcionó bien).

Ese disco duro IDE de 3,5″, que se ve «colgando» en la fotografía anterior, estaba en una carcasa interna que dejó de funcionar, tiene 300Gb y le denominamos LACIE que era el nombre de fábrica de ese primer disco externo que compramos, hará más de 15 años.

Para poder usar la conexión USB del adaptador, adquirí por un módico precio una tarjeta PCI que proporcionaba 4 enchufes USB fuera de la caja y uno hacia el interior de la misma, que es el que se ve en la imagen siguiente:

Esta es la caja de la tarjeta en cuesión:

Algo después, adquirimos un par de nuevas tarjetas PCI-E para aumentar el número de puertos USB (en este caso 3.0) tanto por la parte trasera de la torre como por la parte frontal, a medida que Carmen necesitaba más espacio de almacenamiento, pero la verdad es que ha llegado el momento de pasar a otro equipo, pues este pequeño Frankenstein que ha llegado a tener (internamente) su Intel NH-8280-1GB, 4Gb RAM, SSD 120Gb, HDD 640Gb SATA, HDD 300Gb IDE/USB, 4+5 USB 2.0 traseros, 2 USB 2.0 delanteros, 6 USB 3.0 vía PCI-e.

A punto estuve de conectarle un cuarto disco SATA de 500 Gb de un HP Pavillion que me salió muy malo y que ha terminado por romperse a los 12 años de su compra… (quizá no tan malo, después de todo), pero era bastante engorroso seguir haciendo ampliaciones mediocres para un PC saturado.

Ha llegado el momento de comprar un nuevo equipo, que empezará siendo directamente de segunda mano, para poder sumarle el SSD de 120Gb, quizá también el HDD 640Gb SATA y, por supuesto, las tarjetas PCI-e para extender el número de puertos USB 3.0, desnudando a un santo para vestir a otro, pero es que a veces hay que dejar morir a los santos ancianos.

Y no creo que lo haga del todo pues usaré cualquier cosita para poder arrancar el equipo y que siga sirviendo con sus 4Gb de RAM como un veterano de guerra.

¿Obsolescencia programada o consumismo irresponsable?

Esto no es una broma