Hoy he soñado una película

No me gusta mucho soñar. Me parece cansado. Cuando lo que quieres es descansar, resulta que te toca ir de acá para allá por algún motivo desconocido. Interpretar los sueños me parece divertido, pero solo eso, me resulta un tanto cómico creer que se puede asegurar sin temor a equivocarse que soñar con un cañón tiene algo que ver con el sexo fálico.

No me gusta soñar y puede que se deba a que, de niño, tenía innumerables pesadillas. Quizá porque vivía en un ambiente que me inquietaba. Quizá era el preludio de lo que viene siendo mi vida: una inquietud permanente. Mi vida consciente, claro está. La vida inconsciente, de la que no digo mía, porque el sentido de la propiedad me parece algo tremendamente consciente, me resulta ignota hasta la saciedad. Es solo un batiburro de imágenes inconexas que, si perviven en la consciencia, pueden ser interpretadas arbitrariamente.

Tenía frecuentemente pesadillas en las que yo era un humano que se enfrentaba a vampiros que me convertirían en uno de ellos. No me preocupaba la muerte, ni la vida eterna, sino dejar de ser independiente de una masa que era esencialmente diferente a mí y, con ello, yo diferente de ellos. Entre la consciencia y la inconsciencia, estaba mi miedo a creer (firmemente) que mis padres, mi familia toda, mi entorno, eran unos extraterrestres que se habían apoderado de mi cuerpo y lo estaban manipulando para que la percepción fuese alterada, para que pudiese verles como deseaban ser vistos, para que me viese a mí mismo con una visión que pretendía ser tranquilizadora o narcótica.

Con el tiempo, la explicación me fue pareciendo demasiado compleja, ya que tantos extraterrestres en la tierra era un poco absurdo que estuviesen poniendo su atención en mí, así que la adapté a la más plausible que venía a sugerir que yo era el extraterrestre en un mundo que había delegado el cuidado de la tapadera de mi descubrimiento a mi familia y entorno, aquellos que me medicaban para hacerme creer que era parte de ellos. Pero no lo era. Lo grave es que en ocasiones sigo pensando de la misma manera.

Cuando vi Matrix (ya me había pasado en otras ocasiones) recuerdo mirar a los lados para ver si los que estaban viéndola junto a mí sabían lo evidente o no. Sentía que era un mensaje que debía de descifrar, pero me parecía que podía ser tramposo… yo no lo había hecho: eran ellos.

Así que pasé gran parte de mi adolescencia intentando dormir sin soñar, incluso, no dormir. Siempre dije que no podía probar las anfetaminas ni semejantes inhibidores del sueño porque su efecto habría sido totalmente deseado por mí haciéndome un adicto inmediato.

Ahora sueño poco, aunque llevo una época un tanto agotadora, en la que sueño inquietantes sueños que no intento recordar al despertar, así que se van alejando de mi memoria a medida que me levanto, me ducho, me pongo en marcha.

Hoy sé que he soñado con dos parejas musulmanas de un pueblo muy pequeño en el desierto montañoso, necesitaban, para casarse, un pequeño lugar donde poder cohabitar, cada una por separado, pero los únicos habitáculos que quedaban disponibles eran dos pequeñas chozas que habían sido usados como prostíbulos a la entrada del poblado.

Uno de los hombres de las parejas, se animaba a reformar el más cercano y se deshacía de los enseres que habían formado parte de la habitación de la prostitución, llevando muebles que la transformasen en una morada más o menos decente, pero sabiendo que no iba a ser suficiente para los fundamentalistas.

El segundo (creo que en el sueño era mi alter ego), olvidando las advertencias de su padre, le preparaba clandestinamente, para darle una sorpresa, a su pareja la habitación más alejada del poblado, para tener un lugar donde pasar la noche de bodas. Casi no tenía enseres propios y los de aquella casa no le parecían tan inútiles como para tirarlos, así que los dejaba estar.

Después, supongo, ambas parejas estaban cohabitando en sus sendas chozas mientras una turba de hombres agresivos y mujeres con burka se dirigieron al poblado con la intención de eliminar cualquier atisbo de inmoralidad como la que se atribuía al hecho de estar ocupando lupanares como lugar de vivienda de parejas que pretendían ser parte integrante de la sociedad.

No les iba a bastar con expulsarlas de la sociedad, sino que debían conformarlas a ella, debían hacer que estas parejas aborrecieran hacer lo que estaban haciendo, desearan que sus mujeres respectivas llevasen vestuarios represores con la excusa de la moralidad, de la tentación, mientras que ese segundo hombre de la celda alejada no hacía más que sentir que no podría vivir sin la sensualidad de su mujer, sin la libertad de una mirada infantil que no hallaba en la piel al demonio sino una obra perfecta y divina, sí, divina.

Mientras tanto, esa manifestación integrista era observada por unas periodistas parapetadas en lo alto de un edificio de adobe y unos policías al fondo de un patio dejaban hacer a los vándalos moralistas. (Este simplismo de los sueños es poco maduro, pero lo cuento como lo he soñado). Los policías reían y hacían bromas, armados, con cascos, eran antidisturbios que iban a impedir que aquellos exaltados acabasen con la vida de las dos parejas.

Menos mal que las ganas de hacer pis me han despertado. ¡Ah, no! ha sido el despertador, que ha sonado obediente a las 08:30. Pero he podido orinar y volver a la cama, calentita, al lado de mi amada Carmen que genera una radiación infrarroja de alta frecuencia, capaz de dormir plácidamente a una culebra.

Ayer nos acostamos tarde y me he permitido una hora más de sueño, antes de empezar una semana que tiene pinta de que va a ser cansada. Casi tan cansada como un sueño.

Oro líquido

Tengo que reconocer que el color de la foto no hace justicia a este pedacito de oro líquido que había esta mañana en la cafetería en la que he disfrutado de un maravilloso desayuno con mi muy querida amiga Aída (que sé que leerá estas palabras, así que nunca la criticaré en este diario… ;-)))).

El aceite es algo que a veces olvidamos, no dándonos cuenta de que es tan bello como una mesa de disección en la que se encontraran por accidente una máquina de escribir y un paraguas. Color oro, en este caso transparente, deja pasar la luz, como corresponde a la definición de transparencia, pero los ojos se quedan dentro, mirando un universo dorado en el que sería placentero sumergirse.

Es raro, el aceite seguro que es menos denso que la densidad media del cuerpo humano, pero no imagino hundirme, sino flotar en un plato gigante de aceite, en una sartén a punto de hervir, conmigo dentro, dejándome la piel quemada con la suavidad que queda en las manos impregnadas de este oleoginoso productito.

Flotar en el oro líquido del que estamos, en esta nación, tan orgullosos. ¡Qué ricos desayunos acompañados con un chorreón de aceitito sobre una tostada impregnada de ajo, con tomate preferiblemente pelado, con sal e incluso con pimienta. O como lo toma mi madre, aceite y azúcar que me recuerda una merienda muy habitual de mi infancia: el una media barra de pan a la que mi madre le extraía la miga, dejando un pozo acotado por el pico de la barra, lleno de aceite, azúcar y vuelto a cubrir con la miga. Bocadillo de pan con pan pero dulce y sabroso.

Tengo hambre. Hambre voraz capaz de destripar a un rey de bastos y comérmelo por las patas.
Hambre de vida, y la vida, para mí, siempre tendrá algo que ver con el aceite de oliva virgen.

ay…. qué cosas!

Hoy he alterado mi horario

por encontrarme con una amiga
que está en mi red social preferida
como si no fuese virtual
como si tuviese una voz propia
y su cuerpo tridimensional
no llenase mis múltiples dimensiones
al menos en cortes
secciones
lo que podríamos llamar
curvas de nivel multidimensionales
como su abrazo en mi entorno
o su olor corporal
o el tono cálido de su voz siempre cantarina.

Hoy he alterado mi horario y no me ha importado
porque hemos arreglado el mundo
el suyo y el mío
y nos hemos sumergido en el placer
de tomarse un cafecito en mitad de la mañana
como si trabajase a media jornada
autónomamente
como si fuese libre y dispusiese de mi tiempo
de la manera que me diese la gana
la real gana
que no viene de realeza sino de realidad
de esa realidad no imaginaria
completa como el plano complejo
o como una aplicación
de múltiples variables complejas
cuya concepción me produce tal placer
que hay poca gente con quien pueda compartirlo.

Vendrá mi amigo Jose Luis
que ya ha venido
de Medellín, Colombia,
a pasar unos días en Madrid
y podré hablar con él retomando la conversación
donde la dejamos
en aquellas cuestiones que relacionan
la mecánica cuántica con la crisis financiera
pasando por los modelos de Frequently Asked Questions
como utilizable por las propuestas de democracias directas
u otras formas posibles de organizar la toma de decisiones
e información
en la sociedad del siglo XXI
donde aún algunas imprentas intentan sobrevivir
haciendo trabajitos manuales
del siglo XIX
como si no supieran que el palito se ha movido de sitio.

Hoy he alterado mi horario
y es que
para eso está.

Han terminado las fiestas

Estas fiestas navideñas que, como su propio nombre indica, son tan religiosas como tradicionales y tradicionalistas. Las aborrezco por ello aunque no parece que nadie me comprenda. Sé que soy radical pero no me arrepiento de ello. Sé que no es comprendido que me niegue a ser partícipe de estas fiestas por motivos de coherencia o conciencia. Sé que eso no es lo que debe regir la convivencia. Sé que sería más social obviar esas connotaciones y olvidarlas, dotando a estos días de un renovado valor lúdico-festivo independiente de su connotación religiosa, pero no me es posible hacerlo.

También se vincula al hecho de que son tradicionalmente indisolubles a la familia, en su concepción más inflexible, más sanguínea, más arcaica. No me importa pasar un rato con mi familia o con la de carmen, con estos parientes de sangre no elegidos, pero me disgusta que haya de hacerse tan protocolariamente, tan obligatoriamente que acaba por resultar asfixiante.

Pero no importa. Hoy ya no importa. Ayer sí. Ayer todavía coleaban los agotamientos derivados de intentar llevarse bien con quien no se comparte más que un porcentaje elevado de alelos en nuestros genes. Desde luego, qué difícil es asumir que se es poco más que carne y que la materia no entiende de afinidad, salvo la electrónica, más allá de la cual cualquier construcción es artificial por más que se intente vestir de natural.

Ya tenía ganas de volver a escribir en este diario abandonado a su suerte desde hace casi medio mes, desde que el 22 de diciembre publiqué una última entrada sobre la elección de nuestro gobernante… ay, qué dolor.

Tenía ganas pero también quería descansar, reposar, soltar amarras, dejarme llevar por la inacción durante un tiempo, no quería hablar, en caliente, de las conversaciones apasionadas que se tienen con las llamadas familias, con esos seres a los que hay que ver en estas fechas como si se tratasen de seres que demandan una atención dedicada, una deuda de sangre, un pacto diabólico que nos mantenga unidos.

¡Qué alegría cuando el encuentro se produce sin ninguna otra razón que la de desear verse! ¡Ninguna otra razón!

Pero hoy quiero comenzar el diario del 2012 pensando en otra cosa.

Me tengo que organizar mejor que el 2011.

El tiempo es algo difícil de gestionar para un autónomo. Soy autónomo. O algo parecido. Trabajo sin cobrar para mí mismo, trabajo en algo no remunerado la mayor parte de mi tiempo y debo ser capaz de dedicarle un tiempo organizado, segmentado razonablemente, para que pueda hacer todo aquello que me propongo hacer (propongo/propuesta/proyecto) como es el mantenimiento diario de este diario, la investigación en poéticas que no conozco, la colecta organizada de las lenguas del mundo, la instalación y divulgación de software libre y abierto…

Amén de las cosas (alguna hay) remuneradas que me permiten comer, beber, pagar impuestos, y todas esas cosas que son maravillosas, como dice la vieja canción. Están mis talleres de poesía, a los que debo dedicar un tiempo semanal estimado en unas 10 horas (preparación: 3 horas, comunicación: 2 horas, impartición: 5 horas) sin tener en cuenta los tiempos previos a la preparación, el trabajo de captación de alumnos y algunos extras. Están mis clases particulares, que este año se van a ver incrementadas con 2 horas de un nuevo estudiante de 4º de la ESO; y que ascienden a un total de 11 horas (2h – Marta, 2h – Mateo, 2h – Carlos, 5h – Desplazamientos y preparación).

Puedo considerarme un trabajador a media jornada, pero una media jornada distribuida a lo largo de toda la jornada así que acabo no sabiendo bien cuándo estoy trabajando y cuándo no. Eso sí, ya querría yo cobrar lo que se supone que se ha de cobrar por un trabajo de media jornada… pero trabajo en lo que me gusta y eso se paga… aunque todavía no entienda por qué se ha de pagar por ello.

Cómo se puede ver, tengo bien cuantificado lo que dedico de tiempo al trabajo remunerado, pero no así el trabajo no remunerado. Esto es algo que debe cambiar para que pueda dedicarle también una cantidad de tiempo bien definida. Esto es de gran ayuda para saber que tengo que respetar mis horarios, horarios absolutamente arbitrarios, como todos, pero que estructuran mi quehacer, mi jornada, mi día a día, hasta el punto de no hacerme sentir perdido en un mar de tiempo lleno de actividad que, después, no sé cuál ha sido con claridad.

Además he de meter en mi agenda algo de tiempo periódico para mis cuidados personales, incluyendo una rehabilitación de mi manguito rotador que debe realizarse, para que sea eficaz, diariamente y preferiblemente a la misma hora, como pretendo hacer con la hechura de este blog (huyo de este término como de la peste), para que no pase un día sin hacerlo. Son una serie de ejercicios que, se supone, irán mejorando mi movilidad, pero es algo tan lento que no me motiva. Tengo poca paciencia para cosas como esta, que no me gusta en su detalle, de la que solo deseo el resultado. Si me platease este mismo acercamiento a tareas como esta de elaborar un diario, jamás lo comenzaría, o el del POFLM.

Voy a retrasar la elaboración diaria de estas entradas, para ver si acomodo mejor mi horario. Hasta ahora, intentaba realizarlas a las 10:30-11:30, pero veo que va siendo inviable, así que lo retrasaré media hora, me levantaré media hora antes (08:30), incluiré mis ejercicios en ese ínterin tras el desayuno con mi amada Carmen, a eso de las (09:30-10:30) y, tras leer los emails para ver si hay algo urgente, acercarme a este cuaderno y escribir mis tonterías entre las 11:00 y las 12:00. Buena hora para dar por terminado este trabajo y pasar a otros. Voy a reconfigurar mi calendario de google, preciosa aplicación que le agradezco a esta empresa californiana.

Y como no me gusta que los «voy a» se eternicen, dejo este diario cerrado por hoy.
Hasta mañana a las 11:00.

tres de tres

17:30
salgo de casa
voy a dar una clase a una tal anita
de química
preparatoria para la selectividad
una clase privada que habíamos concertado
el día 14
hace
ayer
6 días
y recuerdo pedirle que me avisara
si había algún cambio de plan o anulación
sin necesidad de explicaciones
pero sí agradeciendo
que me tuviese en cuenta

18:00
su portero automático no responde
su teléfono está apagado o fuera de cobertura en este momento
quince minutos después
decido
irme

19:30
llego a El Manantial para juguetear a poeta
que coordina poetas
creando poesía
pero no viene nadie

20:00
me habían avisado casi todos
pero aún había posibilidad de que los que no hubiesen avisado
se presentasen
sin avisar
o no se presentasen
sin avisar
y no se presentaron
sin avisar
salvo un email enviado una hora antes
con buena intención

20:45
a punto de llorar
sintiéndome una auténtica mierda
un insignificante épsilon
de esos que nunca quise despreciar
(por algo)
esperaba a un exalumno
y busqué una forma de confirmar
su asistencia
llamándole
a un teléfono que está apagado o fuera de cobertura en este momento
o enviándole un SMS que no parecía llegar a su destino
y
finalmente
desde mi móvil
enviándole un email solicitándole una verificación
pero
unos minutos después
mientras esperaba bajo el manto de frío de la ciudad
con lágrimas en la garganta
me llegó un escueto mensaje
desde otro número de teléfono
diciéndome que no podía venir porque el trabajo le había retenido más de lo esperado
y que lo sentía
y yo contesté
ok
con un cierto deje de tristeza
mientras me encaminaba de regreso a casa
después de tres intentos fallidos de encontrarme con gente
que tuvieron serios motivos para ignorar
que habían quedado conmigo

me fui a dormir sintiendo
que no valgo una mierda
y que lo mejor que podría hacer
sería irme a vivir a un lugar
donde no habite
nadie
que pueda ignorarme
donde no habite
nadie

nadie.

Opinión sobre el Acción11MAD!

Hace unas semanas, Violeta Martínez me lanzó el guante con la siguiente propuesta:

Estoy haciendo una reseña sobre el Festival Acción!mad, que consiste también en contrastar opiniones, y me gustaría, si te parece, que me contases de forma anónima o no, qué acciones te interesaron más y algún comentario si fueras tan amable, también sugerencias para mejorar si tienes alguna.

He de reconocer que me ha costado escribir lo que quería decir, porque es algo crítico, quizá un tanto duro injustificadamente, pues no tengo en cuenta el esfuerzo de los artistas a los que he puesto a caer de un burro, como se diría burdamente; amén de haber despotricado, casi, contra las organizadoras, Nieves Correa y Yolanda Pérez Herreras, que sé que hacen todo lo que pueden y que dan mucho más de lo que yo he dado nunca por este arte. En el caso de Nieves, sé de su buen criterio para seleccionar artistas, así como sus habilidades para conseguir financiar un proyecto que, sin alguien como ella, habría desaparecido hace años. También del humor y la cualidad trabajadora de Yolanda, de su calidad como persona, afable y simpática, así como no dudo de la capacidad técnica de Fernando Baena, quien se encargó de registrar en soportes electrónicos el evento para la posteridad.

Después de pensarme muy mucho si quería decir lo que he dicho, me he lanzado irreflexivamente a contestar a Violeta con la más profunda sinceridad como bandera. Y ahí está lo que le he respondido:

Hola Violeta,

Perdona que haya tardado tanto en responder. Es más que probable que ya no necesites para nada mi opinión. Pero no quería dejar sin respuesta este email antes de irme de vacaciones…

No creo que haya visto este año todas la acciones que habría querido, por diversas cuestiones, entre otras porque la programación es extensa, cubre muchos horarios dispares y no siempre tengo tiempo para asistir a ellas.

He podido estar los 3 viernes que ha habido en el encuentro de este año, de ahí que solo me atreva a comentar (y con mucho pudor) las pocas cosas que vi:

Voy a ser bastante generalista, pero no porque no quiera comprometerme, sino, sobre todo, porque apenas recuerdo alguna de manera especial.

Cada día me interesan menos las acciones muy teatralizadas en las que predomina la puesta en escena más o menos grandilocuente sobre la ternura de la acción, la poética visual que en su día me atrajo especialmente de este lenguaje. Es algo personal, pero espero que una opinión sea eso, personal.

¿Quiere esto decir que lo que vi era muy teatral?

No, la verdad es que encontré que, como siempre, se elige con muy buen criterio a los artistas que se traen a este encuentro, labor que realiza magistralmente Nieves Correa, a quien no dejaré de agradecer su esfuerzo y dedicación en una empresa como esta.

El Viernes 11 de noviembre:

Me gustó la sencillez de Othman Fekraoui (Marruecos), en OffLimits, un espacio tan maravilloso para la performance que no puedo imaginar otro mejor, demostrando que este lenguaje sirve, entre otras cosas, para eliminar fronteras, aunque, como de costumbre, empiezo a estar hecho a la idea de que la participación del público de manera casi entretenida va a ser un ingrediente previsible de la acción, hasta el punto de que esperas que te ocurra que se acerque a ti el artista y te diga o sugiera que hagas algo, con lo que se establece un vínculo entre artista y público que, por un instante, siente que deja de ser público espectador para asumir un papel algo más activo.

Lamentablemente, por motivos personales que no vienen al caso, no pude quedarme al resto de acciones que nos permitían asomarnos a lo que está haciéndose tan cerca de nuestro país y, sin embargo, siempre visto con tanta distancia. De nuevo, aquí, mi enhorabuena a Nieves, por proponer este día dedicado a Marruecos, quizá coincidiendo con los recientes acontecimientos del norte de África (la famosa primavera árabe).

El Viernes 18 de noviembre: Ieke Trinks (Paises Bajos), Mathieu Bohet (Francia), Restauracja Europa (Polonia)

Me aburrí bastante con el postmodernismo multimedia de Ieke, a quien me gustaría entrevistar para conocer en profundidad su visión de su acción, que no dejó de interesarme por aburrida. Me pareció demasiado larga y opaca. No acabé de entender la necesidad (salvo por los medios que podía precisar) de utilizar un espacio diferente, salvo quizá la demanda de convertir su acción en una teatralización hierática y algo pretenciosa.

La acción espectacular de la pareja casi cómica de Restauracja Europa (Polonia), me pareció flaquear por la falta de radicalidad al demandar su acción una oscuridad total y no tenerla. El juego visual que proponían con la lámpara ultravioleta quedaba muy mermado por culpa de un foco que no estaba apagado en la esquina del espacio. Es posible que fuese una exigencia de la sala, pero no me acabó de ilusionar por esta limitación de lo visual, que, por otra parte, era lo único interesante de esta acción, desde mi punto de vista, siempre. Como en el caso de la acción del marroquí, también era previsible que el público, espectador casi siempre, acabase teniendo que relacionarse activamente a través de una comunión que parece estar siempre presente en las acciones que se programan.

La radical y simple acción de Mathieu, quien según creo no estaba en el programa inicial, recordándonos que acción es caminar, como ya antes lo hiciera Esther Ferrer, o contar, o respirar, me atrajo singularmente. Tan solo con la sencillez de una caminada en cruz, contando, concentrado, los pasos, respirando en una especie de trance real, casi como un derviche, atraía mi atención que no podía dejar de ver que, con esta simpleza, con esta acción, el artista nos estaba dando lo más puro de su yo, su propia realidad de ese momento, no ensayado, no espectacular, no grandilocuente, extramuseístico y, sin embargo, adaptado a la perfección al espacio que se le había sugerido, adoptando la cruz que proponen las columnas del Matadero para jugar con ellas y no contra ellas.

Y terminar con una espiral tan simple como potente, visualmente inabarcable, que inducía a pensar en la infinitud de las repercusiones de una pequeña modificación del espacio, al modo de una enorme metáfora de efecto mariposa.

El viernes 25 de noviembre:

Tuve el placer de divertirme con la Performance de Muda Mathys y Sus Zwick en el Auditorio Sabatini del MNCARS. Fue divertida y, por momentos, profunda, también demostrando esa cualidad que mencionaba antes del arte de acción como libre de idiomas, pero no de lenguaje. El lenguaje era algo recargado, pero su control de los tiempos permitían digerir sus mensajes sin resultar abrumadores. Especialmente recuerdo con agrado el juego que hicieron del proyector, en una pantalla irregular, algo inhabitual entre los que nos limitamos, en muchos casos, a su uso rectangular.

En general, las acciones me parecieron algo predecibles, plagadas de convencionalismos, pero algunas de ellas me recordaron que el arte ha de estar en continua evolución y que si se estanca tiende a oler mal.

Pero lo que menos me gustó fue, sobre todo, que a ese público más o menos entregado, no se le atienda ni lo más mínimo, no aportándole información que le sirva para ir procesando lo que va viendo, al mismo tiempo que prestándole una atención que me parece que merece, asumiendo que todos sabemos el programa, que todos los asistentes conocen a todos los artistas, que es un trabajo que deben hacer. Está claro que puede ser una propuesta intencionada para que el espectador no se resigne a su papel pasivo de otro tipo de espectáculos, pero no vi demasiado un tipo de acciones que no fuesen en vías no teatrales. No me parece razonable que haya una proyección de una entrevista a una artista alemana subtitulada en inglés. Creo que es pedirle demasiado a un público que, después, nos extraña que no quiera aparecer por este tipo de encuentros.

Hay una desconexión absoluta entre un desconocido que entrase a ver una de las acciones y los organizadores que, y aquí vuelvo a insistir que se trata de mi humilde opinión, no saben o no quieren prestarles la merecida atención para facilitarles su acercamiento. Los que somos conocidos no sentimos esto, puesto que nos atienden, nos saludan, nos informan, pero el público es público, no privado.

Sé que ha quedado un mal sabor después de leer este texto, bastante crítico, pero necesito ser sincero sin saber si yo lo sabría hacer mejor. En cualquier caso, agradezco que este tipo de encuentros existan y espero que puedan mantener su actividad en los tiempos que se avecinan, de pérdidas de subvenciones para el arte, especialmente las relacionadas con expresiones tan alejadas de lo convencional como debería ser la performance. Y quienes este año lo han hecho posible merecen mi total respeto y reconocimiento.

Un cordial saludo,
Giusseppe Domínguez

razones

hoy
busco y rebusco
razones que expliquen este fondo de tristeza
esta tristeza sin fondo
que me habita
y miro al cielo (gris
y pienso que es por eso
por esa desasosegante mirada que se pierde en la nube
por esa soledad descompasada
entre la tierra y el sol
pero no es suficiente
y miro a mi ordenador
recientemente formateado
por una estupidez que cometí
y me siento estúpido
pero no veo en ello una razón para estar tan triste
tan profundamente triste
y miro al recuerdo que tengo de este despertar
con sus brazos abrazándome como etimológicamente corresponde
y sé
seguro
que no es por eso
y miro el calendario para encontrarme
con la festividad del cumpleaños de mi amiga Sylvia y
pienso si será por eso
pero sé que no lo es
que nos vemos en nuestra memoria permanentemente
y miro mi hombro dolorido
el tiempo que tengo que dedicarle a la recuperación
la incertidumbre de un futuro sano
saludable
amable
dulce
y miro la agenda de actividades lucrativas
tan vacía
y sé
que no es por eso
no es por eso
no
no lo es
pero sigo buscando
buscando y rebuscando
ese final
esa base
esa superficie que acote el cilindro inacabado donde la tristeza
parece una amorfa masa sanguinolenta y purulenta
y no sé qué más
añadir
para decir
que hoy
soy un hombre de llanto

Pasa lo que pasa porque no hay lo que tiene que haber

Y con esa frase tan llena de misterio se ha quedado bien tranquila una mujer que estaba en la sala donde estoy realizando la fisioterapia correspondiente para mi hombro derecho que sigue con su manguito rotador molestando un poquito.

Después, la buena mujer, se ha puesto a hablar sobre que ella era española y que su padre había luchado en la guerra y… yo he preferido desconectar mental y auditivamente de esa retahíla de tonterías pseudo-racistas que no me estaban gustando ni poco ni mucho.

He llegado a pensar, incluso, que pasa lo que pasa porque no hay lo que tiene que haber: tenía que haberme levantado y haberle dicho a la buena mujer que tiene razón, que no puede no tenerla siendo tan sumamente imprecisa como para decir que, y no era una cuestión de falta de contexto, lo que pasa es cualquier cosa y lo que hay es cualquier otra.

Expresiones comodín que pueden sustituir absolutamente toda entidad semántica es llenar de significado indefinido, impreciso y vacuo, en una palabra, un significante simple con apariencia, incluso, de paradoja.

Pero he preferido seguir bajo la lamparita de infrarrojos (al menos de rojos) calentando el manguito paara poder, después, hacer unos ejercicios más o menos bien definidos agarrado a una escalerita y otros tantos con un par de poleas. Ya conozco lo que esto me suele provocar, así que no me ha pillado por sorpresa, pero siempre, siempre, siento que no hago lo que hay que hacer, que no pasa lo que debería pasar y que vivo sin vivir en mí.

Y así, hoy, me despido hasta dentro de un ratito, si consigo evitar que siga en funcionamiento el maldito Unity de mi recientemente actualizado Ubuntu 11.10. Si tienes este sistema operativo, busca maneras de evitar caer en las redes de interfaces para memos. O pásate a otros SOs.

Hay tantas cosas que uno nunca sabe si lo que hace merece la pena

A veces tambaleo porque encuentro que lo que voy a hacer ya está hecho.
A veces me encuentro con que lo inventado no es preciso.
A veces el desánimo llora por las paredes de mi mente
y me recomienda buscar otros caminos.

La semana pasada encontré una clasificación filogenética de las lenguas del mundo en Wikipedia. También un catálogo por escrito con más de 6000 lenguas en Ethnologue. En esta web, un sinfín de referencias a muchas otras cosas de este tipo de clasificaciones. También conocía el esfuerzo que realizan en Proel y, además, en español (como en la wikipedia, muy bien traducida, por cierto) de donde ya había obtenido información para la rueda que estaba inventando. He conocido la codificación que realizan en SIL. Me cabrea un poco que muchos de estos avances etnológicos hayan sido realizados con fines evangelizadores, como en el caso de SIL o Proel, traduciendo la biblia a los distintos idiomas, pero bueno, es algo que hay que entender como históricamente explicable.

Por hallar curiosidades, hasta me he encontrado con una colección de números del 1 al 10 en más de 5000 lenguas. Es divertido encontrar las siete diferencias. Y, además, listados de alfabetos que nunca he sabido si yo quería plasmarlos en mi proyecto POFLM.

Y mi pregunta es:

¿Merece la pena que haga un trabajo, que hasta he supuesto que podría financiarse, si ya hay otros trabajos similares y diversos, algunos de los cuales seguro que son de mayor calidad y completitud que el que yo pueda nunca abordar?

¿Qué aporto que no exista en estos proyectos? Quizá incluso exista y ya esté hecho y yo no lo sepa.

Lo más importante, para mí, es que me gustaría sistematizar la información que hay de cada lengua, algo parecido a lo que se pretende con la plantilla de Modelo de Idioma. Pero también está hecho. ¡Maldición, maldición y cien veces maldición!

Estoy tratando de encontrar una razón para hacer algo que, en realidad, solo quiero hacer para mi disfrute personal. Es un tanto absurdo, lo sé, pero no puedo evitar querer buscarle una razón, digamos, social que justifique la inversión de tiempo y trabajo que estoy a punto de retomar.

Quizá, mi objetivo no debería perderlo que es el de darle un formato más flexible que los que he encontrado hasta ahora. He de reconocer que el de Wikipedia está bastante bien. Para poder en un futuro trazar mapas dinámicos con los idiomas desplazándose, pero entonces tengo que almacenar una información que no sé muy buen como guardarla.

Hummmm… ¿empiezo a hacer esto o sigo buscando excusas para no hacerlo?

Ayer fue la inmaculada concepción

O sea, festivo en este país, «»»laico«»».

El pasado martes 6, día de la Constitución, me encontré teniendo una curiosa conversación con mi sobrina Jimena que me dijo que el jueves era fiesta porque era la inmaculada concepción. Le dije que qué era eso y me contestó, con una seguridad pasmosa, que era que la virgen había concebido sin el pecado original. Y se quedó tan feliz, ella.

No quise ahondar en preguntas que podrían poner en un aprieto su confianza, ni quise saber cuánto sabía de lo que significaba concebir, por si acaso yo acababa en un aprieto.

Está en un periodo curioso porque está a punto de hacer la comunión. Junto con su hermano César, ambos, hijos de una pareja no casada por la iglesia. Pero esta iglesia católica cada día son más permisivos, cosa que no acabo de entender porque acaban por dejar de lado el significado de lo que supone realizar la comunión o el bautismo que deben hacer (no estaban bautizados hasta ahora) para poder comulgar.

Hace un par de meses nos pidieron a Carmen y a mí que fuésemos los padrinos de uno de ellos, aún por determinar, al que, según la definición que da la iglesia católica de bautismo, tendríamos que educar en la fe católica.

Padrinos

Cuando los infantes son solemnemente bautizados, las personas asisten a la ceremonia a hacer la profesión de fe a nombre del niño. Esta práctica viene de la antigüedad y es atestiguada por Tertuliano, San Basilio, San Agustín y otros. Dichas personas son designadas sponsores, offerentes, susceptores, fidejussores, y patrini. El término en español es padrino y madrina. Éstos, a falta de los padres, están obligados a instruir en lo referente a la fe y la moralidad. Es suficiente un padrino y no se permite más de dos. En el caso de que sean dos, uno debe ser hombre y el otro mujer. El fin de estas restricciones es el hecho de que el padrino contrae una relación espiritual con el niño y sus padres, lo que sería un impedimento de matrimonio. Los padrinos mismos deben ser personas bautizadas que tengan uso de razón y deben haber sido designados como padrinos por el sacerdote o los padres. Durante el bautismo deben tocar físicamente al niño ya sea personalmente o por algún otro medio. Lo que es más, se requiere que tengan realmente la intención de asumir las obligaciones como padrinos. Es deseable que hayan sido confirmados, pero esto no es absolutamente necesario. A ciertas personas se les prohíbe actuar como padrinos. Ellos son: miembros de órdenes religiosas, personas de matrimonios distintos, o los padres de los que van a ser bautizados, y en general aquellos objetables por razón de infidelidad, herejía, excomunión o que son miembros de sociedades secretas condenadas, o pecadores públicos (Sabetti, no. 663). Los padrinos también son empleados en el bautismo solemne de adultos. Nunca son necesarios en el bautismo privado.

Fuente: Enciclopedia Católica OnLine

Claro que, yo soy un feliz hereje, seguramente un pecador público y no reconozco la validez de mi bautismo, así que tuve que decantarme por un sonoro no.

No pude decir que sí, pero tampoco acabo de entender cómo sus padres pueden decir que sí, cómo la iglesia les permite bautizarles sin estar casados por la iglesia, sin, reconocidamente, creer en dios ni en los mandamientos de la católica. La verdad es que todo esto me resulta tan extraño que me pregunté porqué ocurría y acabé dándome cuenta de que el problema no era religioso, sino social.

Vivir en una sociedad pequeña a veces puede resultar opresivo, pero también hay que responsabilizarse de la coherencia de las decisiones propias, cosa que yo no puedo evitar hacer, aunque en ocasiones no lo haría para comportarme más amigablemente, encajar mejor con un entorno que tiende a homogeneizar y rechazar la diferencia.

Pero digo no, un sonoro no, cuando no quiero que algo sea como no creo que deba ser. Soy tan simple.

Sé que vivir en un pueblo como Daimiel y mantener esa coherencia implica ciertas recriminaciones sociales, cierto problema en la educación de los hijos que acabarán por sentirse excluidos en muchos entornos, pero creo que la exclusión es algo contra lo que hay que luchar no acatándola sino padeciéndola.

No sé qué habría hecho yo en una situación en la que se encuentran mis cuñados, supongo que no habría llegado a ella, puesto que jamás habría aceptado que educasen en religión a mis hijos, pero puede que, incluso así, ellos hubiesen envidiado a sus amigos (que puede que lo fuesen menos) que tenían formidables fastos ceremoniales, subvencionados por todos los españoles, por cierto, mientras que a ellos tendría que haberles compensado laicamente en una ceremonia artificiosa y falsa… aunque no más ni menos que la religiosa de rigor.

Pero ellos encontraron que nadie llevaba a sus hijos pequeños a otra cosa que no fuese religión (por supuesto católica) en el colegio, así que los suyos habrían sido los primeros en salirse del sistema (salvo un par de niños musulmanes, con los que mejor, parece ser, no relacionarse). Pero alguien tiene que ser el primero, alguien ha de dar un paso valiente, decir no, sonoros noes, cuando hacen falta.

Y para mí, la educación de un hijo (que no tengo, así que muchos me atacarán personalmente por aquí, obviando la argumentación) es dependiente de la coherencia con la que se viva, la vida debe ser ejemplar, el ejemplo ha de ser la base de la educación.

Y lo más importante que pueda haber es la educación de nuestra descendencia. Sin eso, no hay esperanza de futuro, salvo una continuidad improgresiva de un pasado rancio, anquilosado, tradicional(ista) y, por supuesto, excluyente, autoritario, dictatorial, que nunca hemos, realmente, superado.

Esto no es una broma