Tengo pendiente hacer un backup de mi diario

El pasado martes tuve un pequeño infarto cuando me encontré con que no podía publicar nada en este diario, ni siquiera podía acceder a él para leerlo.

Cada cierto tiempo hago exportaciones de las entradas del mismo en un formato XML que se supone que almacena lo necesario, pero cuando intento subir ese archivo a un blog de wordpress me encuentro con que no funciona como era de esperar (como yo esperaba, en cualquier caso).

Por supuesto, también descargué, porque eso sí se podía, todo el directorio (que está en /blog de mi servidor) pero sé que sin la base de datos, tampoco es propiamente un blog, sino un montón de archivos más o menos estáticamente enlazados, que, por supuesto, no permiten su gestión habitual.

Así que estoy temblando ante el hecho de no haber realizado el backup que debe ser hecho, mediante exportación de la base de datos, ya sea con algún plugin o ya sea mediante comandos directos de SQL, junto a la exportación de las entradas. Después, para comprobar que está bien salvaguardado, tendré que hacer una instalación en un servidor dedicado a ello (por ejemplo el de mi teléfono móvil) y así quedarme razonablemente tranquilo.

Sin embargo

se mueve

con agonía pausada
con violencia recogida
con agonía
con violencia
agónico
violento

agonía
violencia

sin embargo
los adjetivos buscan sustantivos
a los que acompañar
para enamorar un verbo
y hacerse carne
de cañón
o poesía.

Inmediatez

El organizador de Contenedores, uno de los eventos más importantes de arte de acción en España, llamado Ruben Barroso me ha pedido (junto a otros 100 participantes) una fotografía de la inmediatez y me pregunto si eso es posible.

He agarrado mi móvil, que no estaba a mi lado, así que no era inmediato, y me he dispuesto a hacer una fotografía de casa, sin pensar mucho (pero inevitablemente pensando) y lo primero que me encuentro es que mi sobrina Jimena ha estado trasteando con la cámara y la ha dejado en «modo selfie», es decir, captando lo que estaba en frente del objetivo frontal, valga la redundancia.

Me he visto a mí mismo, self, self, self… y no he querido que fuese esa la fotografía enviada. Podía haber dado la vuelta al objetivo y apuntar antiselfimente hacia lo que quisiera fotografiar, pero eso no me acababa de gustar porque la calidad de la misma iba a ser peor, incluso cuando había sido advertido de que la calidad de la imagen no tenía la más mínima importancia.

Obviamente, no me he puesto a recoger la casa para fotografiar lo fotografiado. He huido (más o menos conscientemente) de captar objetos artísticos o similares para intentar parecer más natural… pero eso no ha dejado de ser una contradicción, pues de manera natural están en mi casa.

La fotografía en cuestión ha sido:

IMG_20160517_105146

Humo negro

neumáticos ardiendo
en el infierno
es el infierno

neumáticos neumónicos
que arden sin tregua
en la fragua
que se fraguó
años ha

neumáticos imposibles
con alma de chancla
con cuerpo de muerte
con beso de hiel
con labios de plomo
con sueños de olvido
con ansias de masa
con vientos de popa
con humos inhumos

neumáticos sordos
a las regulaciones
a las voluntades
a la entropía
a la felicidad

neumáticos sin otro fin
que el de arder
para ocultar
mutando
su origen
verdaderamente
negro
arraigado en el corazón ansioso de una liberalización mercantil que propone como sostenimiento el insostenible crecimiento egoísta y con alguna que otra consecuencia en forma de humo
negro
muy negro
muy
muy negro

Introduce el título aquí

comienza diciéndome el gestor
de contenido de mi diario
que muchos llamarían blog

y le hago caso
y escribo un título que tenga que ver con el texto
de aquello que tecleo
porque rara vez copio y pego
en un rectángulo blanquecino rodeado de infinidad
de estímulos que sirven para indicar
qué tipo de material
discursivo
estoy introduciendo en mi diario
que muchos llamarían blog

algunos rectangulitos superiores a este en el que ahora mismo
estoy escribiendo
contienen unas letras que sirven para indicar
para qué sirven
como si eso fuese suficiente para saberlo
como si este diario
que muchos llamarían blog
debiera tener o contener imágenes
listas
enlaces
letras con distintos efectos tipográficos
o alguna otra cosa que cautive los ojos de un potencial
lector
inapresable
de este diario
que muchos llamarían blog

tras unas 134 palabras y con un borrador guardado a las 11:43:12
considero que la sarta de inutilidades
que tenía que escribir hoy
está cubierta sobre este estúpido diario
que muchos llamarían blog

Máquina de coser

maquina de coser

Para mí siempre fue un misterio
cómo esa aguja avanzaba
el línea recta
cosiendo los bajos de un pantalón
que a veces se llamaban pantalones.

No podía entender de qué manera
se enhebraba a tal velocidad
ni de dónde salía el hilo
que realizaba ese milagro.

Mi madre se sentaba a su Singer
y hacía girar una rueda
que mantenía a una velocidad
angular más o menos constante
mediante el traqueteo de un enorme pedal
bajo la máquina.

Era una máquina antigua
como de otra época
que certificaba que mi madre era mi madre
y que aquel ingenio podría bien haber sido de la suya.

El hilo solía ser de un tono ocre
o blanco
y surcaba los tejidos como hormigas
invertidas.

Me quedaba mirando con cara de tonto
ese ir y venir de la aguja sobre la plataforma
metálica en la que ocurría el misterio.

Pasó mucho tiempo
hasta que me olvidé de esa maravilla de la técnica
que permitía
sin más ayuda que la energía mecánica
principalmente cinética
coser
como cosiendo y cantando.

Pero aquellos eran otros tiempos
y la máquina de coser
ya no busca paraguas para cohabitar con ellos
sobre una sorprendida mesa de disección.

La máquina de coser
es hoy mucho más prosaica
o yo no soy capaz de ver
la poesía que encierra.

Yo nunca aprendí a coser
en condiciones
pero porque tenía que poder hacerlo
menos manualmente que con un hilo enhebrado
y pinchándome en el dedal de aluminio o cobre
con unas delicadas marcas semiesféricas convexas
en una superficie cubilítica.

Creo que me había puesto muy alto el listón
comparándome con ese invento imposible de desentrañar.

La época de las comparaciones ha pasado
pero sigo sin coser.

Sin embargo
la máquina sigue
recordándome mi infancia
a mi madre
y un tipo de mirada que sólo recupero
cuando tengo ganas de escribir un poema
como este.

¿Es quejarse de la queja una queja?

Al modo de paradoja de Russell
no tengo claro
si quejarse de la queja
es una queja
o estar tan harto de las quejas
como para no quejarse jamás
salvo resquebrajarse.

queja quejica
quejumbrosa queja
queja quejitoide
quejido quijotesco
queja quejocosa
quejocoso quejoso

queja casi quijada
queja con quien se queja
quejadera en el quejigar
quejada en el quejigal
quejido
quejido
quejido
queja queja
y más queja
hasta el final.

El sentido evolutivo de la música

Blanca Torres que lleva el programa Cartas de Afrodita de RNE y a quien tengo el gusto de conocer gracias a otro hedonismo practicado habitualmente en pareja llamado Baile del Tango, formulaba ayer la pregunta en FaceBook de si pensamos que la música tiene algún sentido evolutivo.

A mí, que nunca me acaban de quedar las cosas claras, me entró la duda de si refería como especie o como qué, en referencia a ese evolutivo/evolución. Me lo aclaró diciendo que se refería a si es relevante desde un punto de vista biológico para nuestra supervivencia y evolución.

Me quedé pensando y le pedí tiempo para fraguar una respuesta que fuera un poco más allá del «pues a mí es que me gusta mucho, así que sí… claro…»

Unas horas después, otro conocido del mundillo del Tango (José Luis Yanguas), respondió con un estupendo argumento:

Por supuesto la música tiene sentido evolutivo. Pertenece a capas inferiores del cerebro, en su origen, pues enlaza con la evolución del apareamiento, la sexualidad y las emociones posteriormente. Hay un paralelismo entre el canto de las aves, la voz y la música humana, sobre todo tonal. El ritmo enraiza el el corazón, y en el ser social del ser humano, que también evoluciona.

Ya me ha ocurrido en alguna otra ocasión el encontrarme en la misma mesa redonda que este estupendo contertulio, así que seguí pensando en ello.

¿es [la música] relevante desde un punto de vista biológico para nuestra supervivencia y evolución?

Como bien dice Jose Luis, el origen de la música enlaza con la evolución de la función reproductiva y el paralelismo con lo animal es innegable, pero cabe pensar si esa es la verdadera concepción de la música hoy en día.

El ser humano tiempo ha que ha dejado de ser natural, gracias a la evolución que dio como resultado el lenguaje, entre otras cosas. Somos lenguaje, que diría Wittgenstein o discurso, según Barthes.

Y la música, innecesaria ya para cumplir la función original, la de cortejo animal para sostenimiento de la especie, para probar las mayores habilidades reproductivas, lejos de desaparecer, mutó y se sublimó.

Y esa música ya no es la más o menos instintiva animal, sino un constructo artificial que puede no tener nada que ver con la reproducción, pero sí con la evolución de la especie y su supervivencia.

Cierto es que cuando pienso en música no sólo pienso en música, sino en poesía, en arte, en todo aquello que, en incontables ocasiones suele ser tachado de inútil o innecesario.

Es más, en más de una de esas ocasiones me he encontrado diciendo de mí mismo que siempre me he dedicado a «cosas inútiles» o que reivindique el fracaso y no el éxito. De ahí que siga sin saber si lo que hago (que es variopinto) sirve para algo.

Como escribí en un artículo titulado Las habilidades y la reproducción:

La selección de la pareja con la que llevar a cabo la procreación puede estar asociada con la búsqueda de habilidades que deseemos que la descendencia posea. Así, es posible que se pueda explicar el porqué al espectador medio le atrae aquel arte que de-muestra habilidades y no un arte contemporáneo que no las busca.

Esto permite también explicar cierto paralelismo entre el arte y el deporte, que está relacionado con el éxito o el fracaso, no con la frustración.

(Leer el resto del artículo)

Sin embargo, eso no niega la utilidad, independientemente de lo que en otras ocasiones haya afirmado, para la supervivencia de la especie, pero más bien para satisfacer otra necesidad de la misma que no es tanto la de reproducirse sino la de desarrollar sus capacidades mentales, sus habilidades sociales mediante compartición de actividades grupales, o el simple hedonismo al que podríamos aspirar en un hipotético futuro altamente automatizado que permita al humano recuperar el edén. (Que no será tan edénico, por cierto)

Por mi parte, estoy convencido de que la música (ni la poesía, ni el arte) no desaparecerá cuando por fin realicemos reproducciones completamente artificiales, por ejemplo, clonación mediante, lo que hará innecesaria, por cierto, la participación del cromosoma Y, amén de los protocolos de cortejo que involucrasen la música con aquella originaria finalidad.

La forma clásica de entender la música (poesía/arte) como herramienta y no como fin o entendida como herramienta en la que hay que tener éxito (hacerlo bien) frente a un entender la música como algo en lo que hay que disfrutar (sin necesidad de hacerlo bien) no importando el fracaso obsoleta y acorde a visiones que, por más que se empeñen, no volverán jamás.

El ajedrez lo ganará ya siempre una máquina. Pero eso no quitará jamás el placer de jugar una partida… y perder.

Si entendemos la música como un proceso y no como un fin, como un objeto, si la entendemos como un juego, seguro que pervivirá y hará de nuestra humanidad una humanidad más jugetona. ¿Es eso lo que la evolución nos exigirá? ¿Las condiciones medioambientales nos conducirán a jugar más o a dejar de jugar?

Espero personalmente que la respuesta sea el juego, el disfrute, el hedonismo, especialmente epicúreo, juego racional.

Cuando pienso en la función que puede ocupar la música (la poesía/las artes) actualmente y de cara al futuro de la humanidad, observo la longevidad asombrosa a la que hemos llegado y las dificultades que ello conlleva y para las que, quizá, tenga una nueva utilidad en tanto mantenimiento de actividad cerebral, ralentizando la (hogaño) inevitable degeneración neurológica.

Amén (y con esto termino) de la función social que siempre ha desempeñado y que no hace sino mutar de formas, pero que mantiene vínculos o ayuda a la aparición de nuevas relaciones interpersonales. (En esto, el Tango [música|baile] es una auténtica maravilla, dicho sea de paso).

¿es [la música] relevante desde un punto de vista biológico para nuestra supervivencia y evolución?

Sí. Relevante. ¿Necesaria? Sí. ¿Desde un punto de vista biológico? No lo tengo tan claro. ¿Para nuestra supervivencia? Sí: Para una humanidad feliz. ¡Eso!, ¡eso sí que sería (r)evolución!.

Obsesiones gramaticales

Desde el momento en el que encuentro en un texto la expresión «todos y todas» paso un rato hasta que encuentro algún lugar en el que se han olvidado de esa necesidad de explicitar el femenino, o algún otro momento en el que se produce algún error gramatical de concordancia genérica.

He de decir que es raro (muy raro) que no encuentre cualquiera de estas últimas dos cosas.

Hoy, en una consulta a las bases de IU me ha vuelto a pasar:

En este proceso contamos todos y todas. Es un momento de especial importancia política, y es fundamental la participación de las bases de cara al mismo. Por ello sometemos a consulta de la militancia y simpatizantes de Izquierda Unida (inscritos antes del 28 de abril) la propuesta de acuerdo, que será estatal y en el marco de una coalición electoral.

¿No hay inscritas?

Comprendo la necesidad de visualización, pero no a cualquier precio. Y estamos pagando un precio valioso… salvo para quien no lo considera valioso.

Sigo pensando que no excluyo a nadie por su género (sexo) cuando digo alguien, nadie, todos, los humanos, etc… pero supongo que se me dirá que es por mi condición de privilegiado en el sistema heteropatriarcal. Yo no lo creo, pero no estoy seguro, ya, de nada. (Si es que alguna vez lo estuve)

Esto no es una broma