Espacio libre de humos

No me puedo creer que este ayuntamiento permita (y ayude) a que se plante este cartel y un recinto marcado con líneas verdes en el suelo, como si eso lo hiciese más «verde» en un claro ejemplo de lo que se llama «greenwashing» después de haber puesto todas las trabas del mundo mundial a la reducción de tráfico de coches por el centro de Madrid.

Porque, por cierto, este recinto «verde» de aire puro y todo eso… está instalado ni más ni menos que el puñetero centro de Madrid, en la Plaza de Callao.

Libres de humo de tabaco en una plaza abierta por cuatro costados al tráfico que hace que haya corrientes de aire enrarecido. Pero no, de tabaco no moriremos… 🙁

¡Ridículo!

Todo haiku es un discurso

¿UN DISCURSO POR LA LIBERTAD ES UN HAIKU?

Alguien se preguntaba esto, así, en mayúsculas, en una red social, en un grupo dedicado al comentario del haiku, y me ha dado por responder, pero no en la misma red social, espacio de ruido donde los haya, sino en este diario personal que apenas tiene lecturas.

en el discurso
la libertad escapa
pero no el haiku

ante la duda
todo haiku es discurso
y es libertad

Puede cambiarse, pero hace falta voluntad

Constitución Española, versión del 2011

Desde el 1978, se ha cambiado 3 veces. La última fue, entre otras cosas, derivada de una crisis económica, pero otras crisis no generan voluntad de cambio. La economía es la fuerza arrolladora con la que la humanidad parece moverse.

Pero sólo parece.

Hoy es una de esas fechas que celebro como festiva, aunque esta constitución no sea la mejor posible, ni se esté aplicando en todos los casos en los que yo considero (con mis escasos conocimientos) que debería aplicarse: me refiero al artículo 6, por ejemplo, a lo democrático que resulta la gestión de según cuales partidos políticos, o al artículo 14, que provoca risas, o al 16.3, que niega lo que dice el 16.3, o al 22.2 (esas financiaciones…) y otros tantos que ya no quiero seguir.

Artículo 14
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Para qué hablar del artículo 57.1 (¿Cómo casa esto con el 14?)

Artículo 57
1. La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos.

Después de esto, ya no leo más.

Asumo que es una novela de ciencia ficción y hoy tengo otras cosas que hacer.

Yo, en mi santa inocencia, imagino un rey transexual y no puedo pensar en cuál de los dos artículos vulneraría…

¿Dónde están ahora las manifestaciones?

No entiendo.
No puedo.
No puedo entender dónde están ahora quienes se manifestaron en contra de Madrid Central cuando fue aprobado por Manuela Carmena.
No puedo entender dónde están ahora quienes apoyaban Madrid Central.
No puedo entender a quien votó contra el actual consistorio por su desacuerdo con Madrid Central.
No puedo entender nada salvo que afirme que hay personas tontas.
No puedo afirmar que hay personas tontas y seguir creyendo en la democracia como una forma de gobierno que le dé igual valor al voto de personas tontas y de personas no tontas.
No puedo afirmar que yo no sea tonto.
No entiendo.
No puedo.

O sí entiendo.
Y entonces…

No man’s land

Ha sido una sorpresa agradable esta serie, francesa, a la que le di opción (de visionado) debido a que nuestro periodo breve de darnos de alta en HBO está llegando a su fin.

Cada verano solemos darnos de alta un par de meses (agosto/septiembre) en la citada plataforma para ver aquellas series que seguimos de año en año, como pudo ser El cuento de la criada o «los dragoncitos». Es una forma de controlar un gasto fijo y que no despegue uniéndose a otros gastos fijos similares de subscripción, como podría ser spotify que acaban por engrosar los costes de vida, siendo muchas veces innecesario.

Después de ver la cuarta temporada de The Handmaid’s Tale, mucho más brillante que la tercera, algo estancada narrativamente, procedimos a ver diversas series que nos han dejado un buen sabor de boca:

Godfather of Harlem, maravillosamente protagonizada por Forest Whitetaker, en una serie intensa sobre los inicios de la mafia en Harlem, visibilizando los conflictos raciales de mediados de siglo XX en un contexto que mezcla el auge de los movimientos políticos negros, como Malcom X y su relación con la Nación del Islam. Temas poco tratados en series estadounidenses y que muestran que el islamismo en ese país tiene raíces que no solo están vinculadas a las recientes migraciones desde Oriente Medio.

En Buscando a Alaska, vimos cómo la bellísima y expresiva Kristine Froseth, en el papel secundario que, curiosamente, debiera haber sido el protagónico si no hubiesen querido resaltar al personaje masculino, soso, inseguro, que acaba siendo completamente eclipsado por Alaska en cada plano. Como con «13 razones», hubo un desplazamiento machista que vació de profundidad una serie, sí, adolescente, que acabó, como todas, siendo un producto de consumo más.

Fosse/Verdon, biopic del coreógrafo y director de cine Bob Fosse y de la bailarina y coreógrafa Gwen Verdon, acaba haciéndote odiar al primero, que debía de ser odioso, pero no acaba de perfilar tampoco a las protagonistas femeninas, a pesar del excelente trabajo interpretativo que hace la que fuera una adolescente prometedora en aquella lejana Dawson Crece, la estupenda actriz Michelle Williams. Pero la trama se estanca en idas y venidas del #MeToo, pero sin un posicionamiento claro, así que, sencillamente, termina por ser aburrida y carente de fondo.

Tan sólo por la ambientación, merece la pena dedicarle atención especial a Perry Mason, un «noir» de los de toda la vida, con un detective que recuerda ese maldito Phillip Marlow tantas veces con la cara de Humphrey Bogart, siempre vapuleado, por la vida y por sus malas decisiones, pero que dado su ético carácter encuentra la manera de sobreponerse a las circunstancias y salvar el tipo, pero afortunadamente, sin soluciones extremadamente naïf.

Y en mitad de tanta serie «entretenida», me atreví a darle una oportunidad a una serie francesa, quizá porque parecía un tema diferente… y lo fue: No Man’s Land es una serie que me ha puesto sobre aviso de lo que ha estado (y aún está) pasando en Rojava, en el norte de lo que antaño fuera Siria, en mitad de una guerra civil, en mitad de una guerra mundial, en mitad de una revolución anarco-feminista

Las críticas a la miniserie son razonables pues no acaba de profundizar en sus escasos 8 capítulos en la complejidad de una situación como es la actual guerra siria, ni perfilar la intrincada lucha del Kurdistan por ser internacionalmente reconocido como territorio soberano, y termina por ser una serie que habla de un hombrecillo (sosete) en busca de su hermana… y poco más. Pero el telón de fondo es tan rico y variado que no conviene perdérsela, acompañándola, no de un buen vino, sino de variadas lecturas sobre lo que está ocurriendo en esa región del planeta.

¿Es necesaria otra Toma de la Bastilla?

Jean-Pierre Houël – Bibliothèque nationale de France

Hoy festejamos (los francófilos) la Toma de la Bastilla, como símbolo de lo que se puede hacer si se desea colectivamente.

Cada vez más deseo cosas individualmente y no colectivamente, entre otras cosas porque cada vez soy menos (el neoliberalismo me ha derrotado). Sin embargo recuerdo los tiempos en los que La Marsellesa me emocionaba haciéndome llorar al oírla cantar por las personas que atendían al Rick’s Café por hacer callar o, cuando menos, mostrar la resistencia a ser apabulladas por las enaltaciones nacional-socialistas.

Nada era tan idílico como se pintaba, ni en esa película propagandística ni en la conclusión sangrienta de la Revolución Francesa, pero algo se hacía de manera colectiva y había principios que defender que no fuese el de incertidumbre.

Hoy no ocurriría. No ocurre. Y ahí tenemos el 4M.

Pero he querido festejar ese 14 de julio (que hasta consideraría día 0 del año 0) felicitando a mi querida amiga Sylvie.

La suerte está echada (a perder)

Hacer que las cosas cambien
no es cuestión de suerte

Y esa cruz roja se convierte en un signo más (+) para afirmar que también puedes ahí (en Correos) comprar un boleto de la cruz roja.

O sea, que hacen un llamamiento a que tengas SUERTE y puedas CAMBIAR LAS COSAS.

Nada de opciones políticas que creas que puedan cambiar las cosas.
Nada de decisiones personales que creas que puedan cambiar las cosas.
Nada de responsabilidades por adquirir que creas que pueden cambiar las cosas.
Nada de disciplina de trabajo que creas que puede cambiar las cosas.
Nada de solidaridad que creas que puede cambiar las cosas.
Nada de evitar egoísmos que creas que pueda cambiar las cosas.
Nada de modificar hábitos que creas que puedan modificar las cosas.
Nada de nada… salvo ganar dinero con intención de cambiar las cosas.

¡Qué cosas!

banderitas

Debajo de mi casa vive un señor que dice en su balcón ser republicano y además hace gala de su (presunto) respeto por el colectivo LGTBQI+…

En la otra vivienda del tercer piso vive su amiga, la única que le soporta en todo el portal, que es quien decidió poner una banderita de apoyo, no a España, aunque ella así lo crea (pero yo la conozco) sino al partido que acaba de ganar las elecciones del 4M en esta comunidad o, incluso, a los homófobos, racistas, machistas de sus socios de gobierno.

Me alegra ver que puede que se acaben enemistando por tal profusión de banderitas, pues a río revuelto ganancia de pescadores. O lo que es lo mismo, divide y vencerás.

Es posible que así pueda encontrar algo más de comprensión en la de la banderita bicolor cuando el irrespetuoso de las bibanderas multicolores decida que él lo vale y los demás tenemos que aguantar sus decibelios infernales, sus ruidos, sus insultos, su falta de respeto por cualquiera que no sea él.

Con republicanos así, me haría monárquico, pero con españolistas como su amiga, me haría republicano… y quizá al final no tiene nada que ver con la política tal como se suele entender.

Más allá de la visión, habitamos Carmen y yo en un ático en perfecta sintonía con las estrellas, la luna, el sol y todo el resto del vecindario.

Esto no es una broma