La pérdida de tiempo ecologista

Concienciado como estoy con la reducción de papel innecesario, llevo varios días intentado imprimir un documento cuyas páginas tienen unas dimensiones atípicas, de 20 centímetros de ancho por 9 de alto, de manera que cada par de páginas caigan sobre un único folio DinA4 de 21×29,7 cm. Pero me está resultando tan difícil que estoy gastando papeles por prueba y error que no debería gastar. Todo por ahorrar un total de 40 páginas y sus correspondientes recortes (pues la superficie externa a las páginas es sobrante) que aunque intento pensar en maneras de aprovechar sé que, de alguna manera, podrían haberse evitado.

No obstante, llevo tanto tiempo pensándolo y probado con el ordenador que quizá el desastre lo esté provocando por otro lado, en lugar de darle al botón de imprimir y recortar con el cutter correspondiente posteriormente.

Y entonces caigo en que ser ecologista, o intentar serlo pues es una carrera imposible, es algo nefasto en el sentido de la productividad, puesto que cualquiera o casi cualquiera en mi situación ya tendría hecho lo que yo estoy tardando en hacer varios días por ahorrarle al planeta 40 folios.

Puedo pensar en usar papel reciclado y así sentirme algo menos culpable o, incluso, papel reutilizado por la otra cara, aunque quede más cutre, lo que me lleva a esa otra consecuencia de intentar ser coherente a costa, incluso, de acabar teniendo menos repercusión porque el trabajo final está «peor acabado», aunque más medioambientalmente sostenible.

Por otro lado, voy a pegar (con pegamento, otro pequeño monstruo antinatura) las páginas recortadas sobre pedazos de cartón que están siendo recuperados de la basura pero que difícilmente saldrán de ser poco más que basura. Sí, muy concienciada basura, pero no tan glamurosa como una elección de papel Munken Pure sobre Cartulina Gráfica negra muy porosa, por ejemplo.

Vivo rodeado de basura. Intento sacarla de lo que he generado. Intento minimizar, no ya mi huella ecológica, sino mi huella consumista (si es que hay diferencia), pero en ese permanente intento, acabo olvidando que debo ser competitivo para poder financiarme y poder seguir haciéndolo.

Y así sigo…

Sin respuestas.

Bellísimo

Ya sé que estoy muy sutil con esto del machismo, pero esto me lo parece, aunque pueda resultar una banalidad: Bellísimo no está en el diccionario en el que sí está Bellísima. No entiendo el porqué me sugieren como alternativa «crudelísimo», como si esa raíz «bell», de «bellísimo» viniese o proviniese de «bellum», de donde procede la cruenta guerra.

Concordancia gramatical

Por favor… léase con toda la calma y precauciones del mundo este texto que puede estar absolutamente desfasado en unos años:

Estoy un poco harta de esos escritores o escritoras que solo se dedican a hablar mal de otros autores o autoras.
La envidia, seres humanos, es una puta mierda. Sigue tu camino y deja a la humanidad en paz.
Gracias

Una amiga publica esto en una red social y yo acabo viendo exclusivamente lo que quiero ver… como todo el mundo, supongo.

En este caso, la imposibilidad de mantener nuestro idioma en un equilibrio imposible entre género gramatical y género sexual. Para mí es uno de los frentes equivocados de la lucha feminista, pero es sólo una opinión. Que finalmente puede estar completamente equivocada, como todas las opiniones.

Me falta un «esos escritores o esas escritoras» y un «otros autores u otras autoras» para ser medianamente justo… si bien es verdad que la tendencia a indicar en primer lugar al género gramatical masculino podría ser un claro signo de discriminación.

Por ende, recuerdo que la etimología de «humanos» procede de «hombre»… y ya no sigo pero veo que la batalla en el lenguaje es compleja y algo ridícula.

Si bien es verdad que le reconozco la «visibilidad» de «escritoras», en la primera frase, para dejar de asumir que «escritores» solo pueden serlo hombres.

Podríamos sustituir escritores o escritoras por «personas que escriben o que se dedican a escribir» y acabaría por englobar también a aquellos colectivos que no se sienten incluidos en esta bipolar representación.

Hay series buenas, regulares, malas… y luego está I-Land

En algún foro he leído sobre esta serie que es lo que usan en el infierno para torturar a pecadores y pecadoras… pero yo creo que no llega ni a eso, ni a ser tan mala como para eso. Es, sencillamente, bochornosamente tonta.

Parece increíble cómo puede tener tantos tópicos en una única miniserie de no más de 7 capítulos. Puede resultar ideal para verla como excusa para dormir la siesta sin el más mínimo remordimiento ni arrepentimiento.

Es una bazofia de caras monas sin cerebro yuxtapuestas para intentar generar algo de interés, crear algún conflicto… pero las caras sin los cerebros no pueden articular un discurso capaz de poder imaginar que quien lo vertebra es un ser humano.

Sin llegar a la zafiedad de algunas series españolas, resulta vacua, simple y llanamente desierta como la isla en la que se supone que transcurre algo que difícilmente puede ser denominada trama.

Casi parece uno de esos concursos de «supervivientes» famosillos en una playa, donde lo único interesante es la anodina relación falsa que puedan tener algún par de las múltiples combinaciones posibles.

Aún así sigo viéndola para, como he dicho, dejar que el cerebro se esponje un poco mientras leo el periódico o consulto algún artículo de wikipedia que me sirva para preparar las próximas clases de los talleres de poesía.

Carmen se queda dormida un rato a mi lado y yo aprovecho para acariciarle las plantas de los pies.

Pasa el tiempo.
Pasa la vida.

Y en ocasiones pienso que la desperdicio, pero quizá el mantenimiento de intensidad vital es (o me resulta) demasiado cansado para aguantarlo tantas horas diarias.

Soy un ratón

Soy el ratón de sus pesadillas
que le planta cara
que le hace frente
que le planta frente
que le hace cara
soy el ratón matón
soy el ratón amenazante
soy el ratón violento
soy el ratón agresivo
soy el ratón hostil
soy el ratón que en mitad de la casa
planta sus patas traseras
y chilla
con la fuerza de mil velas quemándose
atronando los oídos
de su amor.

Soy el ratón
que recrimina el desorden
que castiga el descuido
que observa el control.

Soy el ratón
maldito
que sería estupenda herramienta
para experimentar nuevos medicamentos
potencialmente peligrosos
para el consumo humano.

Soy el ratón de tus pesadillas.

Elije Axilas

Un anuncio en internet me ha hecho pensar que había un partido más que se presentaba a las concurridísimas elecciones nacionales del 10 de noviembre.

Pero no, se trataba de un tratamiento de depilación.

Quizá, en el fondo, sea lo mismo: una forma de evitar que te tomen el pelo es eliminarlo de raíz.

Pero no seré yo quien me ponga a criticar políticos (ni políticas, que también existen, aunque no lo parezca) ni a decir que se ríen de nosotros ni nada similar. Simplismo contra simplismo… no es igual a no simplismo. Y este es el enemigo a batir.

5 candidatas

Ahora que el número de candidatOs aumenta considerablemente (pues tendremos que considerar que para otro partido, este gajo desgajado de Podemos, que también dice representar, en parte, a la mujer, parece extraño que no lo haga con una mujer como principal bandera, y no hacía falta que fuese Manuela Carmena, pues bien podría serlo Inés Sabanés), me sorprende aunque no me sorprende encontrar que la inmensa mayoría de las interacciones que produzco y que mantengo es con mujeres.

Y para muestra un botón:

Supongo que por ello me cuesta entender tantas cosas de las que están pasando en el mundo y en la sociedad últimamente… (y desde siempre)

El blog me estresa pidiéndome actualizarse

Tengo un blog (al menos hasta hoy)
con una versión de PHP
que se considera obsoleta
– bella palabra donde las haya –
y debo actualizar
me dicen
a la última versión de PHP
hasta que se considere obsoleta
– bella palabra donde las haya –
y tenga que actualizar
me dirán
a la última versión de PHP…
y me estresa.
Sí.
Me produce un cierto estrés
tener que actualizar
a la última versión de PHP
como si la vida me fuese en ello
como si mi vida fuese
la que se va a considerar obsoleta
– bella palabra donde las haya –
y la famosa obsolescencia
programada
determine que mis días están
a punto de agotarse
a punto de extinguirse
a punto de volatizarse
a punto.
Sí.
Me produce un cierto estrés.

Esto no es una broma