Recital en Radio Utopía

Este viernes pasado (10 de enero) tuvimos el placer de recitar poemas de nuestros últimos libros colectivos, así como de explicar detalladamente y de manera amena la dinámica de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 en el programa Olvida Tu Equipaje de Radio Utopía fantásticamente conducido por Armando Silles McLaney.

Enorme agradecimiento a Isabel Jiménez, por la convocatoria, largo tiempo demorada, así como a todas las poetas participantes en la jornada: Yolanda Jimenez, María José Gómez Sánchez-Romate, María Jesús Orella y Andrea Vidal Escabí.

Giusseppe Domínguez (yo) leyó poemas de Kay Woo, Eva Obregón Blasco y Daniel Moreno Gil. (No dio tiempo para más, pero quedaron abiertas las puertas para otras convocatorias).

El programa se puede escuchar íntegramente en
10-1-20: Poetas en clave 53
https://www.ivoox.com/10-1-20-poetas-clave-53-audios-mp3_rf_46371653_1.html

También disponible en:
https://archive.org/details/olvidatuequipajeclave5310120

Conversación extraña como pocas…

El día 2 de enero de este 2020 le llegó un whatsapp a Carmen con este contenido:

2/1/20 18:56 – Él: Hola
2/1/20 18:56 – Él: Quería conoceros me han dado tu contacto
2/1/20 18:56 – CARMEN: Estamos de vacaciones, pero si es para algo relacionado con talleres o eventos de poesía puedes ponerte en contacto con Giusseppe, que es el coordinador, a partir del 7 de enero en el teléfono 655990413

A partir de ahí, me escribió a mí:

2/1/20 19:03 – Él: Esta accesible

(El mismo día 2, que era el día en el que le habíamos dicho que se pusiese en contacto a partir del 7. Supuse que era una pregunta)

2/1/20 19:14 – YO: Ahora estoy de vacaciones, hablamos el 7 de enero
2/1/20 19:23 – Él: OK

5/1/20 12:39 – Él: Hola

(El día 5. Sí, el día 5: es decir, dos días antes de lo acordado por tercera vez)

6/1/20 21:17 – Él: Puedo llamarte mañana y hablar contigo

El día 6. Sí, el día 6: es decir, insistente, por no decir pesado.

7/1/20 12:33 – YO: ¿Podemos hablar ahora?, ¿Esta tarde?
7/1/20 12:33 – Él: Si llamame

Mantuvimos una conversación en la que me preguntó si podía acceder al centro con silla de ruedas a lo que le respondí que era inviable y que lo sabía por experiencia pues había sufrido de un problema en un pie. En qué momento le diría esta información, relativamente inocua.

A partir de aquí, viene la locura sobre mi pie… y yo intentando derivar hacia otros lugares u otras opciones a una persona claramente inapropiada.

7/1/20 12:36 – Él: A mi me gusta la reflexologia quieres que te lo vea y masajeee
7/1/20 12:37 – YO: Si no encuentras otra opción, podemos tener alguna sesión online (vía skype o similar).
7/1/20 12:37 – Él: Podría conocerte en persona?
7/1/20 12:38 – Él: Que te paso en el pie
7/1/20 12:38 – YO: Sí, podríamos organizar una primera reunión en persona en algún lugar al que puedas acudir sin impedimentos y después continuar las sesiones, si te parece, vía skype.
7/1/20 12:38 – Él: Ha
7/1/20 12:38 – YO: Edema óseo en el astrágalo.
7/1/20 12:39 – Él: Te sigue doliendo
7/1/20 12:39 – YO: De cuando en cuando… pero sigo haciendo «rehabilitación» o mantenimiento mediante ejercicios en piscina.
7/1/20 12:39 – Él: Quieres que te de masaje?
7/1/20 12:40 – YO: No, pero muchas gracias.
7/1/20 12:40 – Él: Ok
7/1/20 12:40 – Él: Que pie es
7/1/20 12:40 – YO: Hablamos, si te parece, para más adelante encontrarnos. De momento tengo que seguir trabajando, así que tengo que dejarte.
7/1/20 12:40 – Él: Ok
7/1/20 12:41 – YO: Espero que encuentres un lugar donde puedas acudir a clases presenciales grupales de poesía, porque personalmente considero que son la mejor de las opciones.
7/1/20 12:41 – Él: Ok
7/1/20 12:41 – YO: Mi recomendación personal es Fuentetaja. Tienen buenos docentes y un buen centro.
7/1/20 12:41 – Él: Tiene escaleras
7/1/20 12:41 – YO: Ah. Vaya.
7/1/20 12:45 – Él: Me mandas una foto del pie para vértelo?
7/1/20 12:46 – YO: No te preocupes por mi pie. Es algo que quiero olvidar.
7/1/20 12:46 – Él: Ok
7/1/20 12:46 – Él: Vale reconozco que me gustan los pies masculinos.

Y hasta aquí la locura de una conversación de lo más incómoda que ya no sabía cómo terminar. Y ese fue el comienzo de mi 2020 laboral. La verdad es que hay personas muy raras por el mundo… y yo sé que soy uno de esas personas. Pero espero no ser tan inadecuado como para preguntar a alguien que está trabajando, por si me deja masajearle alguna parte de su cuerpo. Por momentos me acordaba de Pulp-Fiction, pero casi con la intención de sacar algún arma y disparar… a través del teléfono móvil, con malas, muy malas intenciones.

A veces carezco de empatía. Supongo.

Ayer, casi sin pensarlo

Ayer me di cuenta
(casi sin pensarlo)
que por primera vez en mi vida
más de uno de los miembros
del gobierno de esta nación
a la que llamamos españa
era alguien a quien yo había votado
para que llegase a ser
miembro
del gobierno de esta nación
a la que llamamos españa
y casi me hizo ilusión.

Estaba tan acostumbrado
a votar sabiendo que mi voto
no iba a estar representado
en los miembros
del gobierno de esta nación
a la que llamamos españa
que ya ni pensaba en quienes eran
las personas que pasaban a ser
miembros
del gobierno de esta nación
a la que llamamos españa.

No estoy lamentándome con ello
del sistema de representación parlamentaria
que elije a los miembros
del gobierno de esta nación
a la que llamamos españa
ni tan siquiera protestando
por la Ley D’Hont
que dificulta la representatividad
de formaciones que no alcancen ciertos
mínimos en las elecciones
debido a la división por circunscripciones provinciales
cuando yo siempre habría defendido
(y sigo defendiendo)
la circunscripción autonómica
a pesar de infrarrepresentar
a provincias de escasa población
dentro de autonomías extensas y desequilibradas.

En alguna ocasión
ha llegado a ocurrir
que alguien a quien yo hubiese votado
ha alcanzado a gobernar
partes o fragmentos de esta nación
a la que llamamos españa
y quizá por ello había olvidado
que en ninguna de las elecciones nacionales
ninguna de las personas que yo había votado
habían llegado jamás a ser miembros
del gobierno de eta nación
a la que llamamos españa.

Así que ayer me di cuenta
(casi sin pensarlo)
que por primera vez en mi vida
más de uno de los miembros
del gobierno de esta nación
a la que llamamos españa
era alguien a quien yo había votado
para que llegase a ser
miembro
del gobierno de esta nación
a la que llamamos españa
y casi
(solo casi)
me hizo ilusión.

Nuevas temporadas y estrenos que no te puedes perder.

Cada vez que hay un anuncio o publicidad con mensajes como este dejo de leer inmediatamente y miro hacia el cielo por si me va a caer algo que va a provocar mi aniquilación instantánea, dado que pienso perderme lo que me digan que no puedo perderme. Aunque sólo sea por ver qué pasa si me lo pierdo.

Son cosillas del estúpido pensamiento lateral o «out of the box» que tanto me gusta hacer.

Y no rezaré a nada ni nadie para evitar las consecuencias de esa temible advertencia al modo de «oferta que no puedes rechazar»… con cabeza de caballo ensangrentada bajo mis sábanas.

😉

¿Nadie habla de los peinados de este hombre?

De esta asimetría, de este machismo obvio, casi no escucho ni hablar. Pero me parece terrible que de la mayoría de las mujeres se cuestione su vestuario, su aspecto físico, etc y no se haga lo equivalente con la mayoría de los hombres en ningún ámbito.

Por curiosidad, insana he de decir, pregunté durante la comida de ayer por si alguien conocía a esa tal Cristina, de que parece ser que masas de pobladores de esta península hablan el día después de las campanadas… casi sin mencionar el «look» de partenaire masculino (por supuesto había de ser masculino en un evento tan decimonónicamente tradicional y tradicionalista). Como era de esperar, surgió el «debate» sobre si es feminista o no feminista lo que se ponga… aunque yo no quise ni posicionarme ante tal apriorismo: el mero hecho de estar cuestionándonos esto ya me resulta machista.

Pero ahí seguimos, un año más, celebrando que el tiempo pasa… y esas cosas.

FALAZ 2020

Todas las nocheviejas pienso que vivimos mucho más inmersos en costumbres agrícolas de lo que nos creemos, heredando viejos hábitos basados en la observación simplona de los ciclos de cultivo, que nos dio lugar a la idea de año (sin tener en cuenta a los peculiares romanos), las estaciones, esas divisiones de 12 meses solares, ignorando casi por completo a la Luna, salvo quizá para establecer una división adicional de 7 unidades relacionadas con la noche… con la oscuridad y una simple división de 28 entre 4 sin entrar en detalles…

Con lo que tenemos un 365 que no se divide muy bien entre 4, ni entre 12, ni esos aproximadamente 30 días que no se dividen nada bien entre 7… con lo que el caos está garantizado. Y es que empeñarse en manejar enteros, como si no existiesen los irracionales… ese empeño casi diría pitagórico… es algo bastante absurdo hoy en día, salvo para encontrar unidades (unidades, sí) en el continuo espacio temporal en las que felicitarse de estar vivo y desear felicitaciones a las personas que nos rodean.

Ni siquiera el año tiene una forma de medirse sencilla, relacionada con meses o estaciones, ni hay una única definición de «año», por más que nos empeñemos en simplificar, porque siempre hay que simplificar, así que tenemos, entre otras muchas:

El año es sideral o año sidéreo cuando:

El tiempo que trascurre entre dos pasos consecutivos de la Tierra por un mismo punto de su órbita. Generalmente usado por los astrónomos, es la medida más precisa de un año. Referencia: las estrellas. Duración: 366,255936 días siderales, o 365,256 363 004 días solares medios, 365 días 6 horas 9 minutos 9,76 segundos, es decir, un día solar medio menos.

Pero si nos ponemos a pensar, también el sol se desplaza (¿con respecto a qué?), modificando así el lugar por el que la tierra ha de pasar en su movimiento orbital, así que, técnicamente, no pasa por el mismo punto, salvo si consideramos que las estrellas están fijas en un universo que, curiosamente, está en expansión… o eso parece.

Y es que la definición de día tampoco es menos compleja, así que ya puedo ignorar por nimios los conflictos de calendarios diferentes, como Julianos, Ortodoxos, Gregorianos e incluso islámicos.

Siete días dicen (esa unidad temporal también me ha intrigado mucho) que es una semana… pero ¿Cómo son los días?

Ya, ya… una vueltecita de la Tierra sobre sí misma… pero ¿en qué eje? ¿se desplaza este eje?

Bueno, pues son 24 horas… y seguimos.

¿Qué es una hora?

Minuto es cosa minuta, cosa menuda en la que fracturar las horas. 60, seguramente heredados de las cuentas babilónicas, ese conteo con las falanges de los dedos, que nos dieron lugar a los sistemas basados en bloques de 12 unidades (las falanges de una mano), que agrupándose hasta cinco (los dedos de la otra mano) daban un precioso 60.

Y para cuando llegamos al segundo (unos 3600 aproximadamente más pequeños que la horita), nos encontramos con una definición cuando menos desasosegante:

Un segundo es la duración de 9 192 631 770 oscilaciones de la radiación emitida en la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo 133 del átomo de cesio (Cs), a una temperatura de 0 K.

Dicho lo cual todo parece arreglado, pero tampoco, teniendo en cuenta que los 0 K son inalcanzables en la práctica y tan solo se pueden conseguir aproximaciones. No obstante lo cual es más preciso, dónde va a parar.

Porque claro, ahora queda acordar el porqué del 2020… es decir ¿desde cuándo contamos?

Y viene otro follón de no menores dimensiones: ¿Jesucristo? ¿En serio? No sabemos (con certeza) si fue o no un personaje histórico ni hay acuerdo, contestada afirmativamente esa primera duda, sobre su año de nacimiento. Con lo que en realidad esos 2020 años transcurridos (medidos más o menos chapuceramente a lo largo de la historia) lo son desde hace no se sabe desde qué acontecimiento relevante en una religión que ni siquiera internamente tiene un criterio único.

Eso sin mencionar que habría que contar con un año cero que no existe… se pasó del milenio uno antes de cristo al milenio 1 después de cristo así, sin avisar, sin anestesia… en una época en la que esa sutileza de los decimales era poco más o menos ridícula para el común de los mortales, ese invento del cero estaba aún pendiente de llegar a nuestro ombligo.

Minutos de descuento

Quedan pocos minutos para comenzar unas vacaciones
obligadas
unas vacaciones impuestas
que disfruto
no lo niego
como tantos otros privilegios
impuestos
que disfruto.

Quedan pocos minutos y me inquieta
sentir que la vida se escapa
entre esos pequeños minutos
antes de unas vacaciones
que está también
constituida por ristras
de minutos
descolocados en orden
como faros de carretera.

Quedan pocos minutos
de vida
antes de seguir
viviendo.

Date un respiro (punto es)

Hace un par de años «sufrí» una anécdota algo morbosa y que no es graciosa aunque lo pueda parecer:

La persona con quien compartía alquiler de local y junto a quien convivía con frecuencia puesto que también le impartía clases dos días por semana a su hijo en su domicilio, por no decir que había formado parte del equipo que había estado trabajando sobre una cuestión existencial pequeña muy personal que se materializó en mi proyecto La Consulta, la persona a quien podemos poner el nombre que solía acarrear con ella, Teresa, junto a su apellido, del Pozo, falleció.

Murió drástica y fulminantemente de un hictus en la piscina.

Había vivido bien y su alegría vital reflejaba sus elecciones vitales día a día, su simpatía, su voluntad de hacer que el mundo fuese un lugar cada vez mejor. Era un lujo y un honor contarse entre sus amigos.

Pero murió.

Fue en verano. Fui a su funeral. Sus amistades se contaban por cientos y desbordaban vitalidad que generaba un ambiente amable, cordial… como Teresa habría querido.

Para ir, en un cementerio a las afueras de esta ciudad atestada de cadáveres, Jaime Vallaure me puso en contacto con un familiar suyo que iba a ir en coche desde el centro.

Le contacté y me respondió que le habían dejado un vehículo «de respiro».

Yo entendí y asumí que eso se trataba de un servicio que ofrecía la funeraria para familiares con esa denominación tan apaciguadora como esa: un «respiro» (sin pensar en crematorios y chimeneas parecía un buen nombre para coches para los familiares de fallecidos).

Pero no era eso.

Cuando me encontré con quien me habría de acercar, me explicó que «Respiro» era una compañía de alquiler de vehículos por horas, un modelo que se define como «carsharing» o compartición de coches, pero que por la módica cantidad de unos pocos euros por hora (según el tipo de membresía) te dejaba disponible un coche en alguno de los parkings que tenían para devolverlo pasado el tiempo reservado a su mismo lugar.

respiro.es

Así que pasado el tiempo, procedí a darme de alta en la modalidad conocida como «A tu aire», en la que no se paga nada más que cuando se desea disponer de coche (4,5€/hora), lo que nos podía facilitar viajes a Colmenar por 3 horas, por ejemplo… o cosas parecidas.

Pasó el tiempo y lo empleamos un par de veces en dos años, pero parecía que podíamos ir usándolo más cada vez, para visitar, por ejemplo, a Silvia y Robert en la lejana Galapagar. Así que decidimos darnos de alta en la modalidad «Prime», es decir, abonando 5€/mes y luego unos 2,5€/hora cada vez que lo usásemos.

Pero no recordaba que la gasolina se tarifica aparte por unos 0,30€/km. Lo que incrementa bastante el precio en cuanto la distancia es cercana a los 100 kms.

En resumidas cuentas, el sábado pasado hicimos un viaje a Galapagar y por unas 7 horas (que hubimos de ampliar a 8 por un atasco terrible debido a las fechas espantosas en las que estamos en el centro de Madrid) acabamos teniendo que pagar 44€. Teniendo el coche en la puerta, pues la calle Barco está al lado de nuestra casa, pero certifiqué (por activa y por pasiva) que teniendo la suerte o desgracia (suerte, suerte) de vivir en el centro de Madrid el medio de transporte más eficiente sigue siendo el transporte público para distancias medias/largas y caminando para distancias cortas/medias.

Lo demás, carsharing, bicicletas, etc… será una buena opción cuando circule mucho menos vehículo por calles y carreteras. Pero ahora mismo es un despropósito gastar 5€/mes para acabar pagando más del doble de lo que habríamos pagado en transporte público (metro y autobús interurbano) que además habría tardado menos de una hora en regresar a nuestro domicilio en lugar de las casi dos horas que empleamos.

Quiero ser «impulsor» de ese futuro en el que haya algunos coches, bicicletas, patinetes, gente paseando… pero no puedo seguir financiando esa app (que no funciona, pero eso es otra cuestión) así que el mismo día que llegamos procedí a solicitar volver a la tarifa A tu aire, que quizá no vuelva a utilizar, pero que puede que sí…

Algún día la movilidad dentro de las ciudades será muy distinta a como lo es ahora, pero el cambio va más lento de lo que yo suponía. Soy tan malo con las predicciones… 😉

720 maneras de escribir tu nombre

Gracias a la propuesta de «Amig@ invisible» a la que estuvimos jugando en el taller de Poesía y Escritura Creativa del grupo de los miércoles, me tocó hacerle un regalo a ISABEL y me planteé la curiosa propuesta de hacerle un pequeño obsequio sin adquirir absolutamente nada que no tuviese ya en mi poder.

Así que busqué un código que pudiese hacer permutaciones de palabras (sin repetición). Lo adapté a mis necesidades, aunque usar la palabra necesidad para esto no deja de tener algo de gracia, y generé un documento de las permutaciones que se pueden realizar con las 6 letras de la palabra ISABEL. A continuación, procedía hacer una desordenación aleatoria de las mismas con un comando linux bien sencillo:

sort -R isabel.txt > isabel_desordenada.txt

Lo más laborioso, pero también lo más bello, ha sido realizar la maquetación y posterior impresión de unos libretos con las 720 maneras de escribir su nombre, elegir la letra de la portada, en concreto, me ha llevado casi una mañana.

Las cartulinas que tenía disponibles para realizar la cubierta eran escasas y de un gramaje algo que pusieron en apuros (hasta casi estropear) a mi impresora Canon PIXMA 3650. Por supuesto, algunas de las tipografías elegidas para ser delicadas, como una Josefin Sans Light, apenas se ha impreso correctamente en varios de los ejemplares editados (no voy a realizar tiradas largas). Cada ejemplar de los así creados tendrán un precio de 6€ que era el máximo destinado al regalo del juego navideño.

Ahora me he encontrado con una fuente casi inagotable de generar publicaciones que me fascina: la utilización de la matemática y la informática para escribir textos poéticos delicados y dedicados, explorando la naturaleza corpórea del resultado en impresiones caseras sobre las que tengo un control exhaustivo y que me permiten, además, reutilizar materiales que casi tenía a punto de tirar (eso nunca, y lo sabes).

Esto no es una broma