Todo crece
menos mi mente
y los discos duros
que cada vez son más blandos
crecen
en capacidad
reduciendo su tamaño
hasta la nada
remota.
Todo crece
y se queda pequeño
al mismo tiempo.
Menos mi mente.
Diario
Todo crece
menos mi mente
y los discos duros
que cada vez son más blandos
crecen
en capacidad
reduciendo su tamaño
hasta la nada
remota.
Todo crece
y se queda pequeño
al mismo tiempo.
Menos mi mente.
Llegué a Málaga en mitad de lo que denominé un día global y le propuse a Ester, que asiste online desde esa ciudad a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53, que se tomase algo conmigo.
No pudo ser porque estaba trabajando (es médica de la Seguridad Social, así que siempre está trabajando). No sé si habría tenido mucho tiempo, porque mi vuelo desde Oslo se retrasó, en ese viaje que no paraba de proporcionarme obstáculos…
Pero me recomendó un lugar estupendo que, además, estaba muy cerquita de la estación de tren donde tenía que tomar el Iryo hacia Madrid. Se llama Taberna La Pechá y tenían una música tan estupenda que no me podía creer que me estuviese encantando, incluso con el calor que hacía (venía de Noruega).
Para llevar casi 48 horas sin dormir yo no salgo tan mal parado en la fotografía que me hice a mí mismo, lo que comúnmente se llama selfie, y que he tenido que voltear horizontalmente pues no tengo bien configurada la cámara frontal de mi teléfono móvil.
Lo primero que hice tras pedirme un vermut fue acompañarla de un pincho de tortilla española porque tenía morriña y porque quería enviarle una fotografía a Isabel León con quien unas horas antes habíamos estado casi salivando conversando sobre este famoso pincho patrio.
Me encantaron, sobremanera, las servilletas que tenían y me acordé de que Ester es una persona a quien aprecio bastante y que me cae genial. Vi que la recomendación había llegado con muy buen ojo y buena intención.
Ya sé que un corazón rojo sobre fondo rosa puede ser el epítome de la cursilería «barbie», pero también sé que este corazón está ajado, está roto, está desgarrado por un innumerable número de veces que ha sido estrujado para arrebatar una mejoría muscular a mi hombro izquierdo.
El corazón está a la izquierda.
Este corazón rojo es más duro de lo que parece y resiste mis embates y mis envites con un órdago de valentía, de coraje, de corazón (sin obvia referencia a Benedetti).
A pesar de su «proximidad», no parecen estar emparentadas etimológicamente, lo que me ha sorprendido. Lo daba por hecho, pero según parece:
La entelequia es un término filosófico definido por Aristóteles. El término tiene su origen en la palabra griega ἐντελέχεια (entelékheia), combinación de enteles (‘completo’), telos (‘fin’, ‘propósito’) y echein (‘tener’).
Sin embargo:
La palabra ‘inteligencia‘ proviene del latín intelligentia o intellēctus, que a su vez provienen del verbo intellegere —término compuesto de inter («entre») y legere («leer, escoger»)— que significa comprender o percibir.
Así, mientras la primera (el núcleo de la misma) vendría de la raíz proto-indoeuropea *kwel-, mientras que en la segunda el núcleo (lexema) es «legere» que tendría relación con elegir.
Una curiosidad que no imaginé.
Era muy reacio a publicar fotos en mi página de Instagram, porque quería que fuese mucho más dedicada a la poesía visual y no tanto a «retratos», pero finalmente, y en parte como agradecimiento a quienes hicieron posible el proyecto en el que he participado en Bergen, decidí que era razonable publicar algunas de las 1404 fotos que nos hicieron durante la acción de 3 horas que, si bien no fue completamente colectiva, sí que fue parcialmente simultánea y mutuamente escuchada, que es lo más que pudimos acordar después de trabajar un par de semanas en intentar ser un «colectivo» de colectivos de 12 sensibilidades muy diferentes.
Por fin me decanté por publicar 6 series de 10 fotografías cada una, observando cómo la que me tiene de portada es la que ha resultado la que obtiene mayor número de reacciones, tal como era de esperar.
Tras estas dos filas de tres bloques cada una, volveré a publicar mis habituales poemas visuales en series largas, aunque no obtengan tantos «likes» como las de «retratos».
Escribí un texto en cada una de las entradas que publico a continuación con todo mi cariño:
It has been more than 2 weeks ago and I still have a great remember of the Bergen International Performance Festival ( #bipf2023 ) organised Performance Art Bergen (PAB) @performanceartbergen
https://performanceartbergen.no/nb/program-overview/open-call-bergen-international-performance-festival/Anette Friedrich Johannessen (@anette_friedrich_johannessen), Marit Tunestveit Dyre (#marittunestveitdyre), Eleanor Clare, Henrik Koppen & Anett Haukås
This is a humble attempt of summarize the 3 hours of intense performance in 60 pics from more than 1400 great photos shot by Bjarte Bjørkum @bjartebjorkum
What a nice group we conformed during almost the last two weeks of August 2023. I’ll keep you all in my mind and in my heart. Love (& karaoke ;-))!!!
Mari Norddahl (NO) @marinorddahl
Elizabeth Tomos (UK) @elizabeth_tomos
Maire Karuvuori (FIN) @mairekaruvuori
Ana Matey (ES) @anamateyart
Isabel León (ES) @isabelleonperformanceart
Giusseppe Dominguez (ES) @giusseppe.dominguez
Mario Montoya (ES) @mariomontoya.oficial
Lorena Izquierdo Aparicio (ES) @lorena.izquierdo.aparicio
Héctor Navarro Agulló (ES) @hector_navarro_agullo
Thomas Reul (DE) #thomasreul
Stephan US (DE)
Surya Tüchler (DE) #suryatuchlerThanks to PAB, to Bergen Kjøtt @bergen_kjott for hosting the Final Collective 3 hours Performance Piece and @wrap.bergen for their project space for previus working.
Especial Thanks to Exchange Live Art @exchangeliveart who thought on me to be, for a while, part of this beloved Artistic Project.
#performanceart #artedeaccion #actionart #exchangeliveart #finse #bergenart #performanceartbergen
Cada vez más le temo a los accidentes.
Caerte casualmente
o causalmente
en una bañera escurridiza
en una cuesta abajo
en una escalera desgastada
en una mala pisada
y que la vida se trunque
en su esplendor.
Mientras vaya pasando el tiempo
sin incidentes
lo único que quiero
es disfrutar
de esta improbable estabilidad
que me atormenta.
Ya lo escribí.
Ya lo calculé.
Las probabilidades están en mi contra.
tres lenguas caen
silente sepulcro húmedo
bajo mis pies
Siguiendo la estela a un camión tuve el pensamiento vagabundo de que otra oscura noche (¿por qué no aquella?) un inevitable adelantamiento segaría mi vida; era trigo del reino; semilla de muerte y llegará un tiempo en que la cosecha haya de ser recolectada – ¿por qué aquella noche? – ¿qué diría la madura espiga teñida de oro?
El tiempo pasa y el destino mueve sus hilos invisibles y yo realicé la maniobra.
Nada pasó. Solo el tiempo. Y otro vehículo vino a interponerse en mi sendero. Y yo, confiado, ya repetía el proceso…
Mis ruedas notaron un bulto, mi coche lo franqueó zarandeado y mis ojos me gritaron, pero ¡no!, no era eso; no, no podía ser un cadáver; sin embargo, sí, lo había visto, claro y distinto. No cabía confusión.
Mi veloz mente, mucho más que el coche, disparada recordó la forma impresa.
No parecía un cadáver. Además cómo suponer que aquella masa ensangrentada debía de ser humana y, empero, sus ojos inyectados aún hablaban.
Sí. Sin duda había sido un ser humano, aunque la piel en algunos lugares de su delgado cuerpo huesudo y estirado ya no le cubriese.
Era la imagen misma del holocausto, del exterminio. Pedazos sanguinolentos de su carne descompuesta y verdosa esparcidos alrededor del despojado semiesqueleto con una cabeza carente ya de pelo, casi intacta, que parecía mirarme con suplicantes ojos saltones.
El ruido sugirió a mi imaginación cómo su cráneo vencido estalló dejando escapar una informe mezcla roja, blanca y gris que corrió a unirse con la que le circundaba y de qué manera sus rodillas crepitantes se quebraron en mis astillas dispersas.
Debí parar. ¡¿Qué podía hacer?! No importa, el código dice…
El de atrás no paró. Quizá todo ha sido una pesadilla. Sí, claro. Después de dos horas bajo lluvia turbadora y en aquella oscura carretera… perfectamente podía haber imaginado todo. Me sonreí orgulloso: ¡Qué gloriosa imaginación! Lo que era capaz de hacer a partir de un trozo de cartón. Sorprendente.
Por fin llegué a mi ansiado destino y me tranquilicé con un templado vaso de leche que me empujó a la cama.
Días después dos policías llamaron a mi puerta.
– ¿Es usted Fulano de Tal?
– Sí, lo soy. – Lo era, respondí.
– ¿Circulaba usted con su vehículo el día tal sobre las tal por la carretera tal?
– Pues… – vacilé – sí. ¿Por qué?
– Queda usted detenido en virtud del artículo…
Ya no oía nada. Qué tontería. Que pesadilla tan extraña o que broma tan pesada.
Es gracioso que, aún hoy pasados siete años, cuando me despierto en esta habitación blanca de paredes acolchadas pienso: ¡Todo es un sueño!
Sí, pero una pesadilla.
Veo un anuncio en Instagram (que obviamente conoce mis datos de edad, etc…) que se promociona de la siguiente manera:
SE BUSCAN: ¡300 personas, mayores de 50, para probar un audífono REVOLUCIONARIO y casi INVISIBLE en casa!
Y mi primera reacción ha sido pensar que el hecho de que sea invisible no lo convierte en muy «revolucionario». Lo verdaderamente REVOLUCIONARIO habría sido un audífono casi INAUDIBLE.
Pero es que la poesía…
Hoy hemos estado explorando una zona de Madrid que apenas habíamos pisado, allá por donde termina casi la línea 44 de autobús, que desde Callao nos ha llevado al parque Dehesa de la Villa.
Hemos desayunado en una cafetería deliciosa (el nombre lo indicaba, pero no me lo acababa de creer) llamada Madridelicia Bakery & Cafe.
Cierto es que hemos llegado bastante tarde porque esta noche hemos dormido poco y mal por culpa de las inclemencias del tiempo y el golpeteo pertinaz de la lluvia en la chapa que hace las veces de tejado en nuestro ático.
Después hemos recorrido el parque mencionado entre pinares o semejantes arbolitos de hoja acicular y encontrado este bello lugar en el que fotografiarnos bajo una placa que parecía hecha para nosotros: locos de amor y locos por la vida.
Hoy hemos cumplido (a las 21:00) 24 años juntos. Y he imaginado lo feliz que sería si pudiésemos seguir otros 24 años más.