poesía
Sigo recibiendo regalitos de reyes
Me ha llegado este libro a modo de regalo recordándome de parte de una exalumna de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53 que defiendo, parece ser, con redomado afecto, pues genera que las personas mantengan este vínculo afectivo que les lleva a, después de haber «pasado página», seguir en mi misma página y recordarme en cada página que encuentran en sus páginas vitales.
Le envié una carta y un pellizco afectivo a mi querida Elena Bermejo (Ena Rojo, como poeta), quien vive en Barcelona desde hace casi un año y medio, pero me consta que no me olvida. Este ego que manifiesto no me desagrada.
El libro lo leeré en cuanto tenga ocasión pues tiene buena pinta, aunque últimamente estoy recibiendo tantos regalos que involucran lectura que comienzo a padecer algo de ansiedad. 🙂
Recibo belleza en el buzón
Hoy he vuelto a mi rutina (que ya era hora) de piscina y estudio, revisión de cuentas, de buzones de correo electrónico y, por supuesto, de correo postal. Y me encanta recibir joyas como esta pequeña pieza delicada de Yolanda Pérez Herreras, quien siempre me sorprende y me enseña nuevas formas de concebir el acto poético.
Muchas gracias al mundo por la generosidad de poner personas como ella en mi vida.
El primer poemario de Javier Jiménez
El primer poemario, según él, de Javier Jiménez es un regalo en varios sentidos:
Le agradezco que me lo regale, pues un libro vale su peso (metafórico) en oro (metafórico) y este no es una excepción. Pero en segundo lugar por su reconocimiento hacia mí como «guía», que no maestro, en el desarrollo de su estímulo poético.
No puedo sino sentirme orgulloso de ser acicate, artífice, desde hace décadas, de generaciones de poetas que llevan años pasando por los Talleres de Poesía de la Asociación Cultural Clave 53 que defiendo, como Javier me reconoce, como un espacio dedicado a la exploración en total libertad, de las posibilidades poéticas de la realidad, del mundo, a modo de cambio de mirada sobre el mismo transformándolo en un lugar mejor, más amable, más bello, más oferente, aunque no sea a partir de lírica manida (especialmente si no lo es, mejor dicho).
Regocijo de escribir: Gozo, como objetivo último, como motor de la creatividad: el deseo.
Para la edición (que no ha contado conmigo por ahorro de precios, lo que considero más que razonable), ha tirado de Amazon, pero bajo el sello de una editorial hispano-colombiana de nuestra querida compañera poeta Andrea Vidal Escabí que lleva el bello nombre y logo de «LA MÁAQQUIINA».
Y quizá mi sorpresa mayor ha sido la decisión de Javier Jiménez de usar una inteligencia artificial para «crear» las ilustraciones que acompañan la edición, en concreto la portada y contraportada, sus «ombligos» como él los llama, mediante refinamientos de unos cuantos «prompts».
Yo aún no he usado ninguna IA (AI, ay, ay, ay) para una labor, digamos, creativa. Es más, creo que salvo los usos que casi involuntariamente le doy cada vez que busco algo en Internet (Google mediante, por ejemplo), no la he usado en absoluto.
Ya he explicado en algún otro sitio mi reticencia (aunque tengo otras objeciones menos perfiladas), pero no mi oposición a que otras personas hagan uso de la misma.
En esta ocasión, el resultado me resulta agradable y no demasiado saturante ni predecible.
La contraportada, en concreto, diría que me gusta bastante.
Algún día, quizá, tenga que ponerme a experimentar con las posibilidades que ofrece esta tecnología que yo conocí en pañales, antes de que el procesamiento masivo del lenguaje y la información accesible vía telemática, convirtiesen la inteligencia artificial en una herramienta de cuya potencia apenas vemos la punta del iceberg.
Transparencia
A una propuesta del Taller de Poesía de la Asociación Cultural Clave 53, escribiendo un poema breve titulado «Transparencia», respondieron con los siguientes poemas que decidí «editar» en este bello formato de papel cebolla.
4 poemas, 4 páginas. Lomo que hace las veces de soporte y de portada.
6 ejemplares únicos.
La que busco en tus ojos
cuando vuelves alegre
pasadas ya las cuatro
y yo en la cama.Francisco Domínguez Agudelo
Violáceos y azulados
evidencian el tránsito
del ocaso a la oscuridad.
En lo alto luciérnagas
en pura transparencia.Carmen Garrido García
No se ve
la fuerza de una gota de agua
al incidir en el suelo.
Con el tiempo, también transparente,
llegaremos a ver la transparencia del agua
en su huella.Pepa Delgado
La lluvia antes de ser lluvia
es transparencia mojada
que emparama al mundoMaría Jesús Orella
Me gusta el curioso acabado que le he dado a modo de marco de foto sutil, translúcido, divino, carente de marco, remitiendo a esa transparencia del mismo aire que circunda el objeto. Sostenido sobre unas pinzas metálicas básicas que hacen de agarre de las hojas que, en el fondo, van sueltas.
Generación de Los Amigos
Precioso regalo de mi querido Armando Silles, quien, como ejercicio de un Taller de Poesía de Clave 53, realizó este soberbio retrato de su propio grupo y, por extensión, de otras generaciones a las que he dado algún tipo de voz. Artífice, que me llama el estimado señor Silles.
Extraído de Wikipedia
Generación de los amigos
Generación de la oreja de cerdo o Generación de Clave 53
Para que un grupo de escritores sea considerado una generación literaria, según determinados autores, hay que cumplir una serie de requisitos, que pasamos a reseñar en relación con el mencionado grupo literario:
1.- Tener una edad cercana, no distante en más de 15 años. En este caso no se cumple estrictamente, pero sí que todos los miembros han alcanzado la madurez.
2.- Formación intelectual semejante: los autores de esta generación leyeron con fruición a ciertas poetas polacas, el haiku japonés, el realismo sucio norteamericano, así como la poesía femenina guatemalteca, entre otras muchas influencias comunes para todos ellos.
3.- Un acontecimiento generacional que marque a todo el colectivo: la pandemia por covid 19 de 2020, alentó determinadas publicaciones como “Meditaciones un mirlo”, de J. Jimenez, o la incorporación de nuevos miembros, como Armando Silles.
Participación en actos comunes. En este caso se produjo la participación en libros colectivos, presentaciones y programas de radio, así como la presentación de revistas literarias como Yukali, donde colaboraba Isabel Jimenez.4.- Presencia de un guía: el artífice y renovador poético Giusseppe Domínguez fue según todos los estudios el aglutinante del grupo.
5.- Existencia de un lenguaje generacional. Se trata de uno de los puntos más discutidos, ya que aunque la poesía como juego es una constante en autores como Vidal Escabí, A. Ycaza, o el propio Domínguez, el realismo intimista de Lola Arroyo, Liliana Marcos… o Isabel Jiménez, que comparte Silles, convive en este último con el tema social, también cultivado por JM Velázquez o el anteriormente mencionado J. Jiménez.
Por sus características y sus actividades de ocio, se ha denominado al grupo Generación de la oreja de cerdo, Generación de Clave 53 (tugurio y tertulia que solían frecuentar) o Generación de los amigos, parece ser que por la amistad que se profesaban. Así, el hecho de tener relaciones personales entre ellos es otro de los requisitos generacionales, que en este caso cumplen. Otras teorías menos aceptadas apuntan al nombre de cierta taberna donde recalaban, la Taberna Los Amigos. No se da demasiado crédito a esta hipótesis, por ser un nombre demasiado manido y tópico.
Algún estudio marginal denomina al grupo Generación Intermedia, por cierta broma que se atribuye a Giusseppe Domínguez.
ESCRUTO ESCROTO
ESCRUTO
ESCROTO
Concitar
Me despierto pensando en la palabra concitar
y su divertida manera de citar
con.
Decido que quiero usarla en alguna frase
hoy
pero rápidamente me acuerdo
de que ya la usé en una publicación
en una red social
hace meses.
Juguetea en mi cabeza
con
un chiste propio ridículo:
las citas a mi edad
no las busco en tinder
sino en la tarjeta sanitaria
y me viene a la cabeza
(concitado)
el haiku de Benedetti (algo así como):
con veinte años
canción protesta
a los sesenta
canción de próstata
de su libro Rincón de haikus
que fue lindamente editado
en 1999.
La palabra sigue resonando en mi cerebro
como una llama
que no asciende por las montañas peruanas
sino por el hálito
incandescente
de mi mente.
De ahí que haya encontrado
etimológicamente hablando
ins
pira
ción.
La cera de la cerería
La cerería del niño del remedio
ya no tiene remedio.
Los feligreses
han decidido
no comprar velas
hechas de cera.
Sus velas son de yate
velas de tela.
Los niños ya no tienen remedio
para sus ceras.
Dibujan con tabletas
de vidrio romo.
La cerería
tiene al lado una iglesia
subvencionada.
No lamento este cierre
aunque mucho me temo
que irá a ser breve
o abrirá algún local
gentrificado:
La especulación no entiende
de religiones.
El niño sin remedio
ya no está en Siria.
Está olvidado en mitad de un mercado
capitalista.
Los feligreses
ahora son más fieles
de yoga y polipiel
de terapias dudosas
que les hagan creer
creer
creer
creer
que la Tierra es más fácil
de lo que entienden.
Comprehender
comprendiendo
o
desconociendo.
La cerería
bajo mi ventana cierra
una nueva fase.